«Las empresas no tienen por qué destruirse por la IA, sino que deben aprender a sobrevivir muchísimo más rápido»
Destaca que la inteligencia artificial está alterando las reglas del juego y que ser ágil «es una ventaja competitiva»
En un mundo que está en constante evolución y en el que la inteligencia artificial ha pasado de ser una idea casi utópica a convertirse en una de las herramientas más revolucionarias del presente, «el rol que los humanos tenemos como innovadores ha cambiado». Lo dice Sara Pedraz, directora de innovación de Prodigioso Volcán, una de las agencias más creativas de España, quien es consciente de que la inteligencia artificial «está redefiniendo las reglas del juego».
En una conferencia que ha dado en B-Venture, ha hecho referencia a un post en Linkedin que «seguramente todos los que estamos aquí habremos visto», que destacaba el número de 'startups' que se iban a destruir desde que ChatGPT anunció que iba a hacer agentes. Ante ello, cree que «en realidad no se tienen por qué destruir; lo único es que van a tener que aprender a sobrevivir muchísimo más rápido, y esto implica tanto a los usuarios como, sobre todo, a los líderes».
Y es que ante esta compleja coyuntura en el que las transformaciones de la IA «están haciendo que las compañías no sepan a qué dedicarse dentro de dos semanas», porque «la capacidad de predicción se ha perdido completamente», pone el ejemplo de varias compañías que ahora se dedican a la IA, algo totalmente distinto a cuando se fundaron y que «han sabido reinventarse para encontrar un hueco», como Freepik, RedClip, Hugging Face o Synthesia.
En este sentido, cree que la velocidad vence al tamaño y que una 'startup' de menor tamaño y ágil «es una gran ventaja competitiva». Pedraz también cuestiona el mantra que dice que «los datos son el petróleo». Según ella, «esto es cierto, pero hay que recordar que el petróleo sin refinería sirve para muy poquito» y que por lo tanto «el valor no está tanto en acumular y en tener los datos perfectamente ordenados sino en aprender, ya que nos vamos a convertir en grandes gestores de aprendizaje y enseñanza».
«Aquí las reglas cambian para todos», señala. «El inversor se acerca, ve un producto robusto, que genera valor, pero es que ahora puede cambiar en cuestión de semanas», indica. Por ello opina que «la capacidad de ver esto en el mercado, de incorporarlo rápido y de sobrevivir en un entorno en el que las cosas pueden cambiar en cuestión de días va a ser el nuevo oro que busquen los inversores».