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Manu Alvarez
Bilbao
Jueves, 16 de enero 2025, 10:37
La economía vasca creció el pasado año algo más de lo que había estimado el Ejecutivo de Vitoria en sus últimas previsiones, gracias sobre todo al tirón del sector de servicios, que se ha comportado mucho mejor que la industria, muy afectada por la depresión ... de la demanda de europea. El PIB vasco -el valor agregado de todos los productos y servicios que se generaron en la comunidad autónoma el pasado año, creció el 2,1% según los datos provisionales que ha facilitado este jueves el Instituto Vasco de Estadística, Eustat.
Hasta el próximo 7 de marzo no se conocerán los 'pequeños detalles' sobre la composición de este crecimiento, pero al menos el dato global ya supone una ligera inyección de optimismo. El Gobierno vasco había previsto que el aumento se situase en el 1,9%. La economía vasca entró en una senda de desaceleración ya desde principios de 2023 -el año terminó con un crecimiento del 2,7%-, pero de forma cíclica han surgido temores ligados a que el parón fuese más intenso e incluso a que nos situase a las puertas de una recesión. Este fantasma parece alejarse.
Según los primeros datos facilitados por el Eustat este crecimiento permitió crear algo más de 17.000 empleos a tiempo completo el pasado año, que es otro factor importante ligado al crecimiento de la economía. Las previsiones apuntan a que la tasa de desempleo de cierre de 2024 ha podido situarse en el 7%, a la espera de que el Eustat confirme el dato en su encuesta sobre la población activa.
Las estimaciones para 2025 apuntan a una cierta estabilidad en el crecimiento, ya que se mantienen las principales incertidumbres sobre la evolución de los precios de la energía, el conjunto de la industria europea y también en torno a la demanda de los países del entorno que son los principales clientes. Es el caso de Francia, Alemania e Italia, cuyas economías se encuentran en niveles muy bajos de crecimiento. En este contexto, el vicelehendakari segundo y consejero de Economía y Empleo, Mikel Torres, anunció recientemente que el crecimiento de la economía vasca el próximo año se situará en torno al 2%.
Hay un doble análisis en relación con el comportamiento de la economía vasca. El de la botella medio llena o medio vacía. En la primera de las opciones -la tesis que se defiende con fuerza desde el Gobierno vasco- hay una visión optimista, ya que ese 2,1% de crecimiento de 2024 o el 2% previsto para 2025 están por encima de la media de la zona euro. La otra visión, la pesimista, pone el acento en la brecha que se está abriendo en relación con la economía española y que no va a hacer sino ensanchar aún más la pérdida de peso relativo de Euskadi en el conjunto de España.
Torres ya indicó recientemente que al Gobierno vasco no le resulta «frustrante» que el PIB vasco crezca menos que el del conjunto de España en la actual coyuntura, ya que esto se justifica por la diferente composición de las respectivas economías. Para el País Vasco es clave el peso de la industria, en estos momentos en una fase de relajación, mientras que en España es determinante el turismo, que vive unos momentos dorados tanto de demanda como de márgenes de negocio desde la salida de la pandemia.
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