Las diputaciones suben la presión fiscal a los contribuyentes al deflactar solo el 1,5% el IRPF
Con la inflación disparada y por encima del 5%, los tramos del impuesto abrirán una brecha importante en todos los niveles de renta
Hay diversas formas de subir los impuestos a los ciudadanos. Una de ellas es incrementar los tipos de gravamen que se aplican a las rentas; ... otra, eliminar las deducciones que amortiguan el impacto tributario; y existe una vía más sibilina, casi silenciosa, medio de tapadillo. Es la de mirar para otro lado y hacerse el despistado cuando la inflación repunta y el dinero pierde una parte de su valor. En esas estamos. No es que las diputaciones forales hayan decidido en esta ocasión mirar para otro lado, pero sí que se han puesto a observar la coyuntura con gafas de madera.
Así, las tablas de gravamen del IRPF tan solo serán ajustadas -deflactadas en la terminología más rigurosa- en el 1,5%. Entre ese porcentaje y la inflación con la que va a terminar el año, y que marcará precisamente la depreciación del dinero, hay un mundo. El último dato del Instituto Nacional de Estadística sobre la inflación adelantada de noviembre, en términos interanuales, es clarificador: el 5,6%, a la espera de lo que suceda en diciembre, mes tradicionalmente inflacionista.
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En el caso de la Administración central el desajuste aún será mayor. El Gobierno de Pedro Sánchez ha optado por una nueva vuelta de tuerca más rígida a la presión fiscal. De momento no está previsto ajuste alguno de la tarifa del IRPF y tan solo los contribuyentes de la comunidad de Madrid experimentarán un ligero alivio, con la rebaja de medio punto en los tipos que ha anunciado la presidenta, Isabel Díaz Ayuso.
El 'impuesto silencioso'
El IRPF tiene un carácter progresivo, de ahí que el tipo de gravamen no sea único y aumente en función de los niveles de renta. No es que los que más ganan paguen más, es que pagan bastante más en términos porcentuales y en comparación con las rentas más bajas. La inflación, a la que algunos teóricos han llegado a denominar 'el impuesto silencioso', tiene un efecto de distorsión sobre esa progresividad del IRPF y contribuye a aumentarla.
Ese ajuste del 1,5% figura en los proyectos de presupuestos que las diputaciones de Bizkaia, Álava y Gipuzkoa han enviado a sus respectivas juntas generales. Están en pleno proceso de tramitación y la mayoría con la que cuentan los ejecutivos forales formados por PNV y PSE garantizan que serán aprobados sin mayores contratiempos.
5,6% fue la inflación interanual en noviembre, según los datos adelantados por el INE.
Lo cierto es que el ajuste que realizarán las diputaciones vascas ni siquiera va a cubrir el salto que ellas mismas provocarán en los salarios de sus plantillas. El aumento del 2% en los sueldos de los empleados públicos que figura en los proyectos de presupuestos provocará para algunos de ellos un salto en la escala de gravamen del IRPF. Esto es, una presión fiscal reforzada, a pesar de que ese 2% no significará incremento del poder adquisitivo sino más bien todo lo contrario. Una pérdida sustancial en relación a la inflación anual, que camina en formato galopante.
Precios altos, impuestos altos
La recuperación acelerada -una mayor demanda de productos-; los problemas logísticos de abastecimiento -una menor oferta- y el encarecimiento de la energía -gas y electricidad-, han generado una especie de tormenta perfecta en los precios. Un aumento desconocido en España desde finales de 1992 que los expertos consideran pasajero, para entrar en una senda de descenso según se acerque la primavera. Pero lo cierto es que los últimos datos del INE apuntan ya que en noviembre la inflación subyacente -la evolución de los precios si no se tiene en cuenta lo que sucede con la energía o los alimentos no elaborados-, se situaba en el 1,7%. Esto es, ligeramente por encima del ajuste que ahora van a aplicar las diputaciones forales a nuestra presión fiscal.
No será el único efecto recaudatorio positivo del que se beneficiarán las haciendas. Previsiblemente, la inflación va a provocar también un aumento de los ingresos en los impuestos indirectos -el IVA, principalmente-, que están referenciados a los precios de bienes de consumo. Así, a precios más altos también habrá ingresos más elevados para el fisco.
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