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Sergio Prieto y David Puerta en la construcción de un chalet que desarrollan en Maruri. Mireya López

«Estamos diciendo 'no' a algunos trabajos porque no tenemos más gente»

Las empresas de menor tamaño combaten por una mano de obra que salió espantada del sector con la crisis inmobiliaria

Sergio Llamas

Domingo, 2 de noviembre 2025, 01:18

Hijo y nieto de albañil, David Puerta, junto a su socio Sergio Prieto, ha tenido que resucitar la plantilla de la empresa que montó su ... padre por la marcha de trabajadores tras la crisis inmobiliaria. «¡Y lo que ha costado!», confiesa. Ahora Elexalde cuenta con 15 trabajadores con los que realiza reformas y también chalets de nueva construcción, como el que está levantando en Maruri. «Aun así estamos diciendo que no a algunos trabajos –tienen la reforma de un piso y seis chalets más en marcha y han rechazado otros tres recientemente– porque no tenemos más gente. Si tuviésemos más currículums, creo que habríamos contratado más personas, pero llegamos hasta donde llegamos», resume.

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Y es que en el sector muchas pequeñas empresas siguen buscando personal recurriendo más que nada al boca a boca. Ahora, ante la inminente jubilación del carpintero exterior que se encarga de las ventanas –ya tiene 64 años–, se ven abocados a pasar de nuevo por este proceso para cubrir su hueco. «Onos hace él un solape con alguien que le tome el relevo o tendremos que buscarnos alguna alternativa. El problema es que estos años se ha jubilado mucha gente que no ha tenido un aprendiz», reflexionan.

Recurrir a los montajes de piezas industrializadas está suponiendo un cierto alivio. Frente al chalet que montaron el año pasado en Sopelana, a puro ladrillo, ahora trabajan en varias construcciones con estructura de madera y una tabiquería donde se utiliza más el pladur. «Se abaratan mucho los costes, como un 40%, y en lugar de necesitar a unas 20 personas lo puedes hacer con diez», comparan.

Ofrecer facilidades

Eso sí, la agilidad en los plazos se ha traducido también en una mayor cantidad de encargos y, por ende, en una carga de trabajo mayor. «No queremos dejar de lado a los clientes particulares que nos piden reformas, así que tenemos que ajustarnos mucho», explican.

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El cuello de botella sigue puesto en la mano de obra, por lo que no escatiman en salarios ­–que vienen a rondar los 1.920 euros netos– y en otras fórmulas para atraer talento, como los planes de pensiones que pusieron en marcha el año pasado y facilidades en el horario para hacer más atractivos los puestos. «Hay que buscar la manera de que estén a gusto y no se te vayan», añaden.

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