«El debate de la reforma laboral no es de fondo, sino político»

- No me gusta ninguno de los nombres, tampoco el de contrarreforma. Ojalá tuviéramos un gran consenso para regular las relaciones laborales. Como la educación, las relaciones laborales debe ser una apuesta de largo plazo y no puede ser que cambie cada tres o cinco años.

- ¿Y cree que ese acuerdo es posible?

- No lo sé, al menos es deseable. Como no se conseguirá es si de las trincheras que se construyeron en el anterior cambio de la legislación ahora hacemos otras nuevas para mantener posiciones muy firmes.

- El tono no parece precisamente de buscar acuerdos, sino más bien de defender posturas ideológicas.

- Es que el debate de la reforma laboral al que asistimos no es de fondo, sino político. Y la discusión política deforma un poco los intereses que deberíamos perseguir.

- Que son, en su opinión...

- Creo que de lo que hay que discutir es del deseo de la gente de tener empleos con mayor continuidad, con menos precariedad, también con una protección para cuando se pierde, pero que haya mayor facilidad para volver a estar en activo... También que haya un esquema razonable de negociaciones, en ese esquema tan difícil que tiene una empresa a la hora de repartir los recursos.

- En esos objetivos coincide todo el mundo en una mesa de negociación. Las diferencias llegan cuando se establece el camino, la estrategia para llegar ahí.

- Pues hay que fijarse en aquellos que lo han hecho mejor. Hay países que lo tienen bastante bien organizado y les funciona.

- La precariedad ¿se combate con legislación?

- Los contratos también tienen que ser el reflejo de un gran acuerdo. En todo lo que hacemos en la vida, ya sea para comprar una casa o para vender un producto.