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El comercio internacional contiene el aliento ante el efecto mariposa que puede generar una guerra comercial provocada por la activación de aranceles de Donald Trump. La imposición de un 25% de cargas a las ventas de México y Canadá, así como un 10% adicional a ... China fue ayer un primer paso reconducido a negociación -la decisión definitiva sobre México se pospuso un mes- que alertó a muchas empresas vascas.
Son más de 200 firmas las que tienen presencia en aquellos países y en 2023 ascendieron a 923 millones de euros las exportaciones al norte y sur de EE UU -713 millones a México y 210 a Canadá-. El país liderado por Claudia Sheinbaum tiene más relevancia por el volumen de compras y la presencia empresarial vasca. Lo que ocurra con su economía, que vende en Estados Unidos el 82% de sus exportaciones, no es inocuo para las 192 firmas vascas con sede allí. Así lo confirmó ayer el presidente de la Cámara de Comercio de España en México, Antonio Basagoiti, al señalar en declaraciones a EL CORREO que «el impacto de la guerra comercial afectará también a las empresas foráneas ubicadas en México».
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Félix Montero | Mercedes Gallego
En primer lugar porque el establecimiento de aranceles conllevaría un movimiento defensivo de inmediato con la depreciación del peso. Ese impacto en la divisa afectaría de lleno a los beneficios de las compañías con sede en México. Además, supondría un enfriamiento que podría afectar a la inversión que ahora impulsa redes y generación energética. Un sector en el que compañías como Arteche -ayer su cotización cayó el 5,19%- o Ingeteam tienen gran presencia. Es también el caso de Iberdrola que, aunque vendió al Estado sus centros de generación con gas, mantiene los renovables.
Pero el sector más expuesto es el de la automoción. Su partida es la más importante de las exportaciones con el 12,1% del total -86,6 millones-. Cifras muy escasas comparadas con la presencia y actividad allí. Así, Cie Automotive cuenta con una docena de plantas en México en las que elaboran componentes que, en muchos casos, se envían a fabricantes de Estados Unidos. Lo mismo ocurre con Gestamp, el otro actor internacional de Euskadi en el sector. Ambas cotizadas sufrieron ayer sendas caídas en Bolsa del 1,74% y del 2,26%, respectivamente. Si bien es cierto que el país azteca ha generado su propio mercado al alcanzar una fabricación de vehículos que supera los tres millones de unidades.
La razón de ser de estas instalaciones es la capacidad de fabricar a muy bajo precio piezas que se envían al vecino del norte. De hecho, reconocen desde el propio mercado, la fabricación de coches puede acumular hasta cuatro pasos por la frontera entre México y EE UU para completar el montaje.
Así que una subida de aranceles, recuerda el economista jefe de Arcano Partners, Ignacio de la Torre, afectaría también al precio de los coches en el país gobernado por Trump. De la Torre calcula que la imposición de un 25% de cargas comerciales a México «supondría encarecer en 3.000 dólares el vehículo». De ahí que el economista ubique el movimiento de Trump en su «transaccionismo» y en una posición de salida para negociar.
Otras empresas vascas con negocio en México son las tuberas, las aeronáuticas -Aernnova e ITP Aero tienen plantas allí- o las de máquina herramienta. Pero un enfriamiento del país por el impacto en el peso y sus actividad de los aranceles afectaría sobre todo a BBVA. La entidad financiera obtiene allí la mitad de los más de 10.000 millones de beneficios firmados el pasado año.
La escalada arancelaria tendría además otras consecuencias en segunda derivada. Desde el sector siderúrgico, clave para la economía vasca, señalan que si China ve dificultades para vender su acero en Estados Unidos, buscará otros mercados. Un movimiento que podría aumentar la invasión de la UE con un producto más barato y que no cumple con exigencias ambientales en su elaboración.
Además, una reacción de Bruselas con aranceles a EE UU tendría efectos directos sobre el níquel o el aluminio. Materiales críticos para la fabricación de tubos de acero inoxidables o elementos de aeroestructuras que se encarecerían. Fuentes de Tubacex señalan que en sus compras de níquel recogen cláusulas para evitar el impacto de las fluctuaciones de precio y recuerdan, además, que su coste está ahora en mínimos.
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