Fortaleza y flexibilidad

Por eso creo que para este 2025 debemos apostar por la fortaleza de nuestras empresas, por dotarles de estabilidad. Eso supone reforzar nuestras capacidades industriales, crear un marco regulatorio que nos permita tener un entorno competitivo que favorezca tanto la inversión como la innovación sin esperar retornos inmediatos ni soluciones mágicas y sobre todo impulsar y confiar en el gran talento que tenemos.

Debemos abordar también con compromiso el desarrollo profesional y la incorporación de jóvenes a la industria, para que vean que es un lugar donde generar una vida profesional plena.

Y además de esa fortaleza, debemos incorporar la flexibilidad que nos permita gestionar lo inesperado, porque lo habrá y no podemos permitirnos quebrarnos, sino resistir para salir con más fuerza.

No podemos hacer de nuestros objetivos cargas inasumibles, sino ser realistas y ambiciosos a la vez. La industria es un bien escaso y cada vez más en Europa, como bien se ha señalado en los últimos meses.

Euskadi es aún un país industrial, pero también sufre de este mal endémico, y cada vez son menos las empresas industriales de un tamaño medio-grande capaces de traccionar del conjunto de pymes del entorno.

Una llamada al compromiso de todos para el inicio de este nuevo año sería sin duda un magnífico regalo navideño para toda la sociedad.

Feliz año nuevo.