Bruselas permitirá subvencionar a las electrointensivas más expuestas al exterior
Exigirá a cambio que las compañías que reciban subvenciones se comprometan a invertir en la descarbonización de su producción
Bruselas pisa el acelerador para que la industria europea no se descuelgue en la carrera global por la competitividad. La Comisión Europea abrió ayer la ... puerta a un nuevo marco de ayudas que permitirá a los gobiernos respaldar con dinero público a las empresas más expuestas al exterior y con un fuerte consumo eléctrico. Esta propuesta supone un balón de oxígeno para un sector que contiene el aliento por lo que pueda ocurrir con los aranceles de Trump.
La cuestión es que ayer la Comisión aprobó una nueva regulación de ayudas de Estado que permitirá a los miembros aliviar los costes de aquellas compañías que apuesten por tecnologías más limpias. Bruselas introduce así un principio que hasta hace poco era tabú en la política comunitaria: el uso del dinero público para proteger la industria nacional dentro del mercado único.
En un momento en el que la UE camina por la cuerda floja, obligada a hacer equilibrios entre las exigencias medioambientales y la necesidad de ser más competitivos, la Comisión Von der Leyen relaja los requisitos de los regímenes de ayudas, con el objetivo de reducir costes y atraer inversiones.
Este nuevo marco -que los Estados miembro no están obligados a aplicar, pero sí pueden aprovechar- llega en un momento especialmente sensible. Mientras la UE mantiene altos estándares medioambientales, en otras regiones del mundo las normativas verdes son mucho más laxas o directamente inexistentes, lo que genera distorsiones de competencia. La urgencia se acentúa ante un riesgo que preocupa cada vez más a sectores: si Estados Unidos cierra su mercado con nuevos aranceles, Europa podría convertirse en el vertedero de productos chinos más baratos, fabricados sin los mismos controles ambientales o laborales.
Aunque el plan prioriza las inversiones en tecnologías limpias, la propuesta también concede un margen excepcional al gas natural. Bruselas mantiene su compromiso de eliminarlo completamente para 2040, pero este combustible podrá seguir recibiendo ayudas públicas de forma transitoria. «Aceptamos cierta flexibilidad respecto a lo que consideramos la vía óptima», admitió la vicepresidenta de la Comisión para la Transición Limpia y comisaria de Competencia, Teresa Ribera. La excepción, sin embargo, estará sujeta a condiciones, ya que los gobiernos que quieran destinar fondos al gas deberán justificar que no existen alternativas tecnológicamente viables o financieramente razonables.
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