La irrupción de los Gobiernos pone en jaque las fusiones bancarias que ambiciona el BCE
Unicredit lleva a los tribunales las condiciones del Ejecutivo italiano a su opa sobre BPM, mientras España ultima las suyas para la opa de BBVA a Sabadell
Crear campeones europeos frente a los gigantes estadounidenses y asiáticos que han comido todo el terreno a los bancos del Viejo Continente. Es el objetivo ... que desde hace años persigue el Banco Central Europeo (BCE) y que se ha visto bloqueado por la imposibilidad de acometer fusiones transfronterizas, entre otras cosas, por no contar con un fondo de garantía único en la región.
Pese a que la unión de entidades de distintos países es la meta final, el organismo monetario también ve con buenos ojos las operaciones entre bancos con una misma nacionalidad, como dejó claro con su no oposición a la opa lanzada por BBVA sobre Banco Sabadell.
Sin embargo, en los últimos días ha empezado a surgir un patrón que, según fuentes financieras, podría empezar a preocupar en el seno del Banco Central Europeo (BCE): la irrupción de los gobiernos en los procesos bancarios que han vuelto a resurgir en Europa.
El posible freno de la política a las concentraciones entre entidades no gusta en el organismo comandado por Christine Lagarde. Empezando por la consulta pública lanzada por el Gobierno español con la que el Ministerio de Economía pretende recoger el sentir de particulares y empresas sobre la opa de BBVA a Banco Sabadell antes de establecer si eleva o no su decisión al Consejo de Ministros, con la posibilidad de incluir condiciones distintas a competencia a la operación.
Aunque el Gobierno tiene hasta el próximo 27 de mayo para decidir, el mercado descuenta desde el lanzamiento de la consulta pública que habrá nuevas condiciones que pueden entorpecer la opa. Unos requisitos impuestos por el Ejecutivo que ya amenazan con torpedear otra de las operaciones bancarias del año en Europa, la del italiano Unicredit sobre su rival Banco BPM.
En un comunicado, la entidad dirigida por Andrea Orcel informó este viernes de que acudirá a los tribunales a interponer una demanda ante el TAR Lazio (Tribunal Administrativo Regional del Lazio) para abordar las condiciones impuestas por el Gobierno de Meloni a la oferta. Unas reservas que se basan en la legitimidad del llamado 'poder de oro' que se aplica en esta operación, tanto en el derecho italiano como en el de la UE.
Unicredit asegura, no obstante, que seguirá negociando las condiciones con el Gobierno. Pero su movimiento ha acelerado las suspicacias en torno a las similitudes con el caso español, aunque fuentes financieras descartan que BBVA se plantee acudir a los tribunales de momento para frenar el intento del Gobierno de bloquear la operación. «El movimiento solo serviría para retrasar un proceso en el que la entidad lleva inmersa ya más de un año», apuntan las fuentes consultadas.
Unicredit ha confirmado, además, que Consob, el regulador del mercado italiano, similar a la CNMV española, notificó el pasado 21 de mayo a la entidad una suspensión de 30 días del plazo de la oferta, que ahora finalizará el 23 de julio de 2025. Esta suspensión tiene por objeto crear el tiempo necesario para proporcionar a los inversores de UniCredit y BPM información clara y adecuada, que les permita realizar una evaluación informada de la oferta.
El caso español y el italiano no son los únicos que han puesto en alerta al BCE por el peso político en este tio de operaciones. El Gobierno portugués también ha dejado claro que no está dispuesto a permitir una posible unión entre CaixaBank y Novo Banco, ante los crecientes rumores que apuntan a que la entiadd española aspira a hacerse con el 75% que Lone Star mantiene en la portuguesa.
El ministro de Estado y Finanzas en funciones luso, Joaquim Miranda Sarmiento, ha sido quien se ha manifestado en este sentido, al indicar que aunque la decisión final corresponde al fondo estadounidense, recordó que el Estado portugués controla «directa o indirectamente» el 25% de Novo Banco. «En cualquier caso, la banca española representa hoy un tercio del mercado bancario portugués, tal vez un poco más. Creo que, por una cuestión de concentración y de dependencia, ese valor no debería aumentar», apuntó.
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