Muere Carlos Álvarez, un empresario 'Made in Euskadi'
Fallece a los 80 años el CEO de Aceros Inoxidables Olarra, presidente durante años de Siderex y del grupo de exportaciones Agex
Sergio Llamas
Viernes, 8 de agosto 2025, 13:25
El sector del acero vasco perdió este jueves una de sus vigas más sólidas. A las seis de la mañana falleció a los 80 años ... Carlos Álvarez Martínez de Zurbitu, consejero delegado de la histórica Aceros Olarra. Fue, además, hasta hace apenas un año presidente del clúster de la siderurgia de Euskadi, Siderex, un cargo desde el que lideró el corazón de la industria vasca –labor que también desempeño al frente de la presidencia del grupo de exportadores Agex–, donde supo poner en valor su compromiso con la innovación y con la consolidación de la industria en Euskadi.
Aunque discreto en su labor, pese a encabezar una empresa histórica y convertirse en la cabeza del sector para muchos foros internacionales, Álvarez Martínez jugó un rol clave en una industria que luchaba contra los rescoldos de la crisis de los años 80. Trabajó hasta el último día para defender la competencia global del País Vasco en la producción del acero, y en posicionar al territorio al frente de un producto que logró alcanzar la fama por su sostenibilidad y su alta calidad.
Como acredita su currículum, combatió desde la primera línea las amenazas arancelarias de Estados Unidos, que ya imperaron desde el primer mandato de Trump, y los avances de una competencia desbocada desde Asia que aspiraba hacerse con el mercado europeo.
«Gestor infalible»
El directivo vasco, que en octubre hubiera cumplido los 81 años, lideraba en Loiu una plantilla de 550 empleados con los que siempre supo alcanzar acuerdos al mantenerse como «un hombre de palabra», como aseguran sus conocidos. Su carácter negociador y su falta de interés en adquirir protagonismo hizo que el grupo italiano Rodaccia –que adquirió Aceros Olarra– se esforzara en mantenerlo al frente de la empresa hasta el último momento, cuando comenzaba a delegar la presidencia en los cargos que venía asumiendo, «aunque siempre seguía disponible».
Sus conocidos le definen como «muy trabajador, con las ideas claras», y le califican de «gestor infalible» que supo mantener siempre el rumbo sin tacha en una empresa sólida. «Trabajaba todos los días, desde las siete y media de la mañana. Era un caballero que supo pasar de ser alguien que no conocía nadie, a un referente del acero reconocido por el Gobierno vasco y por todo el sector», le encumbran en su despedida.
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