De cuando el euro asustaba
Análisis ·
El euro ha sido y es absolutamente positivo para nuestro país. Nos ha enseñado a competir en el mundo globalizado con una moneda fuerteCuando decidimos integrarnos en la moneda única, el euro asustaba. Por primera vez participábamos en un plan europeo desde el inicio y en la primera ... línea. Habíamos asumido la unión comercial y eliminado los aranceles. Habíamos incorporado un ingente 'aparato' jurídico que abarcaba toda la actividad económica, por la que ellos habían transitado antes. Ahora, el reto era de dimensiones colosales. Tan colosales que exigía la armonización de las 19 economías que forman la Eurozona, cuyos registros eran demasiado divergentes.
Si a nosotros nos asustaba no llegar, al resto de los socios les aterrorizaba que llegásemos y mantuviésemos nuestros tradicionales desórdenes, con el riesgo de contagio que eso suponía. Para garantizar que tal cosa no sucediera se implementó en el Tratado de Maastrich un Pacto de Estabilidad exigente como ruta de acceso a la Unión Económica y Monetaria, previa al nacimiento del euro como moneda uso normal. El Pacto imponía requisitos en aspectos tan cruciales como la contención de las cuentas públicas, los precios y los tipos de cambio. Para una economía como la nuestra, acostumbrada a los grandes desequilibrios macroeconómicos, se presentaba como una tarea tan difícil como escalar el Everest.
Pero lo hicimos y lo hicimos bien. Cumplimos y llegamos a tiempo, con los deberes cumplidos. Ayudó mucho en la tarea que España disfrutó entonces de sus mejores momentos económicos, aunque sustentados sobre bases endebles. Crecíamos a tasas de locura empujados por los vientos de la especulación inmobiliaria. La actividad empujó al empleo, este lo hizo al consumo y entre todos inflaron la recaudación fiscal, cerrando así un magnífico círculo virtuoso. Como sucede siempre, la calma era el preludio de la tormenta y la situación se dio la vuelta. Así que la primera década del euro terminó en una crisis financiera pavorosa que, con escaso reposo temporal, dio paso a la actual crisis derivada de la pandemia que. Llegamos a tiempo al euro y se dio la curiosa circunstancia de que los primeros que incumplieron las normas de estabilidad no fuimos ninguno de los despectivamente integrados en el grupo de los 'pigs', sino los poderosos alemanes y los orgullosos franceses.
El euro ha sido y es absolutamente positivo para nuestro país. Temerosos de nuestra debilidad competitiva admitimos las devaluaciones de la peseta como un mal menor, una sufrida, pero necesaria, medicina contra nuestras carencias competitivas. El euro nos ha enseñado a competir en el mundo globalizado con una moneda fuerte. Sufre también vaivenes cambiarios y se mantiene lejos del dólar como activo de reserva, pero nos ha proporcionado una enorme estabilidad que ha permitido a nuestras empresas alcanzar niveles de presencia exterior nunca antes conocidos.
Además, nos ha traído el mayor periodo de estabilidad en los precios de nuestra historia, lo que ha habilitado la adopción de unas políticas monetarias de enorme laxitud. Algo que ha resultado fundamental para luchar contra las sucesivas crisis que hemos padecido. Para justificar este balance positivo basta con hacerse tres simples preguntas: ¿Cuál sería hoy en día la cotización de la peseta contra el euro, qué nivel alcanzaría la inflación y dónde se situarían los tipos de interés? La respuesta es muy sencilla: en la estratosfera.
Hablar del euro obliga a dedicar unas líneas al BCE que es organismo encargo de establecer la política monetaria y cuidar la estabilidad de la moneda única. La crisis sanitaria le ha obligado a olvidarse de sus principios y consentir grandes desequilibrios en las cuentas públicas para paliar los desastrosos efectos que ha tenido sobre la actividad y el empleo. En los dos últimos años hemos asistido a un relajo absoluto en las cuentas públicas, apoyado por las compras de deuda nacional. También ha emitido deuda, seudomutualizada, para afrontar el Next Gen. La gran pregunta es ¿hasta cuando durará la permisividad y cuándo se exigirá un plan de consolidación. ¿Que pasará entonces?
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