El relevo toca la puerta

La rotura de fibras que sufre Lekerika le ha concedido una oportunidad inesperada. No quería que fuera de esta forma, porque a nadie le gusta suplir a un compañero por lesión, pero Ion Ibarluzea juega hoy (20.00 horas) su primer Grand Slam de cesta punta en el frontón de Markina. El zaguero local se medirá por primera vez a los más grandes. Acompañado de Arbe, tendrá como rivales a Erkiaga y Zabala, los ganadores del Winter Series de Gernika que, tras su triunfo en la primera jornada, se juegan pasar a las semifinales como primeros de su grupo.

A sus 25 años, debutó hace un mes en el frontón de México. El torneo que se disputó en la capital azteca le dio la alternativa de jugar sus primeros partidos como profesional y la aprovechó a la perfección. Junto a Laduche se hizo con el título en una cancha muy exigente de 62 metros a la que consiguió adaptarse a la perfección. Hasta entonces disputaba «campeonatos de aficionados y torneos que se celebraban en fiestas».

Ibarluzea no pudo hacer realidad el sueño americano que todo puntista tiene desde pequeño. Bien aconsejado en casa, prefirió estudiar antes de contemplar la posibilidad de recalar en algún frontón de Estados Unidos. Cursó Ciencias Ambientales e hizo un máster. «Cuando acabé comenzaron los problemas con los visados de trabajo y no tuve oportunidad de ir». Le hubiera gustado probar, porque los que lo han vivido «cuentan que es una gran experiencia».

Aquello ya es pasado. Ahora toca centrarse en el futuro. Y el de la cesta punta está en Euskadi. Al de Markina también le «llena jugar aquí porque a los frontones está asistiendo mucha gente». La creación de un circuito potente «es una motivación extra para seguir ensayando». Sin embargo, resulta bastante complicado hacerse un hueco en los campeonatos. Representa la savia nueva y tiene hambre, pero «es difícil llegar a la altura de los que están arriba sino tenemos oportunidades, por lo que quiero mostrar mi nivel para tener más opciones».

La suya ha llegado cuando menos se lo esperaba. El frontón de la Universidad de la Pelota es el escaparate perfecto para demostrar que pueden contar con él, aunque el primer reto se las trae. Pero está ilusionado de jugar en un recinto que le ha visto crecer y ante un público que le conoce. «Soy un pelotari bastante tranquilo. Gestiono bien la presión y me motiva que haya muchos aficionados en la grada. Pero nunca he disputado un encuentro de este calibre». Se siente más cómodo con el revés que con la derecha, y es de los que falla poca pelota.

Está contento porque tiene un compañero al que conoce a la perfección. «Es un artista en el remate». Les hará falta todo para conseguir la victoria, pero en su caso jugar ya es un premio. El relevo toca la puerta, y la mejor forma de abrirla es en la cancha.

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