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PEDRO MARTINEZ

Un dos paredes fascinante

Miércoles, 26 de mayo 2021, 02:30

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El Manomanista más corto de la historia ha entrado en semifinales en un abrir y cerrar de ojos. Los cuartos disputados este pasado fin de semana han ido a parar a las estanterías de las hemerotecas dejando tras de sí un cúmulo de sinsabores. Suelen decir que las prisas nunca son buenas compañeras de viaje. Esta vez se ha hecho todo corriendo, descompensado y con escaso criterio. Los resultados y el desarrollo de los partidos han venido a confirmar estos viejos dichos populares.

Sin embargo, hay partidos y partidos. Jugadas y jugadas. Unos que se van sin dejar un rastro para el recuerdo. Hoy la pelota a mano profesional, con el azote de la Covid 19 de por medio, parece otro deporte. Hay lances que se ven muy pocas veces y que hacen temblar los corazones de los puristas. Siempre llevan la firma impresa de los artistas.

El pasado sábado en el Labrit hubo una terminación de dibujos animados. Fascinante. Revestida de ingenio y pillería. Se enfrentaron Ezkurdia, el gigante de Arbizu, contra Jokin Altuna, un delantero que parece tener una figura diminuta, pero arrastra un alma repleta de ingenio. La eliminatoria acababa de iniciarse. El marcador registraba un (5-4) favorable al navarro.

Se entabló un largo intercambio de pelotazos. El guipuzcoano acorralado en la pared en las inmediaciones del cuadro cuatro. Ambos contendientes tenían el nervio fresco y también la pegada. Altuna III marcó una carambola, larga con su zurda, fantástica, que dejó absolutamente clavado a su rival. Hacía años que no veía semejante maravilla. Me recordó al zahorí de Almandoz, Elías Pierola. Terminó ganando el prestidigitador de Amezketa, 22-15.

El otro duelo programado, Zabaleta contra Daniel Elezkano, fue un auténtico teatro. Una mala comedia. Una pésima charlotada. El de Etxarren apabullo, 22-5, al delantero de Zaratamo. Hubo un gran aliado para el ganador que fue el cestaño. Pegó tres rebotes. Y unos cuantos más hubiesen ido a morir al paredón de atrás por que cortó de aire el vizcaíno. Ese balín no hacía falta. Sobraba. Este asunto parece que no tiene solución. Algunos están empeñados en cargarse el espectáculo.

Hay quienes justifican la victoria aplastante asegurando que «Zabaleta le da como un martillo pilón a la pelota y su pegada resulta incontestable». Estoy de acuerdo. Lo que siempre he defendido es que cada frontón requiere un tipo específico de material. Esa es la cuestión. Lo demás por mucho que quieran poner paños calientes a la metedura de pata no tiene ninguna clase de justificación.

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