Master, trazos finos y gruesos

Martes, 7 de septiembre 2021, 00:11

En los veranos anteriores a la pandemia la pelota a mano profesional se adentraba en los programas de fiestas de todos los rincones de Euskadi, Navarra y La Rioja. Incluso traspasaba estas fronteras y muchos frontones de Castila y León disfrutaban de este deporte con un inusitado interés. Pueblos burgaleses, salmantinos y zamoranos eran hollados por nuestros pelotaris.

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Sin embargo, el covid lo ha trastocado todo. En 2020 la pelota estuvo prácticamente en cuarentena y en 2021 sobrevive en unas condiciones paupérrimas. Las empresas hicieron brotar un Master para ir tirando y paliar los densos nubarrones que se cernían en el horizonte.

Esta competición, con muchos claroscuros, ha tenido de todo. Como en la viña del Señor. Bueno y malo. Trazos finos y gruesos. Este pasado fin de semana se puso el punto y final a los playoff, que han sido tan fugaces como el resplandor de un relámpago. El sábado acogió el primero de los envites. En Zierbena se libró la primera batalla.

Elezkano II y Mariezkurrena se impusieron con muchas más dificultades de las previsiones iniciales (22-18) a Laso y Salaverri II, que daba el salto al estrellato con todo merecimiento. Si no llega a ser por los pasajes erráticos que tuvo el delantero perdedor otro gallo hubiese cantado a la pareja derrotada. Hasta la recta final el marcador se movió en las mayores de las incertidumbres.

Daniel Elezkano funcionó de atrás hacia adelante con su acostumbrada eficacia. Jugó como siempre, serio y con total intencionalidad. Su zurda fue pura electricidad. Marcó las cortadas al rincón, en sus desplazamientos al ancho, con estética y arte, y en la mayoría de las ocasiones pilló a sus contrarios a la deriva y sin capacidad de respuesta.

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Lo de su compañero Mariezkurrena ya es harina de otro costal. Tiene dos brazos parecidos a las aspas de los molinos. Una derecha que se convierte en un auténtico martillo pilón, mientras que su zurda baja muchos enteros cuando la pelota le entra en pared. Aunque hay que reconocer que su pegada está muy por encima de la media. Deslumbra cuando coge frontis.

El domingo en Zumaia se cerró esta fase. Altuna III y Aranguren no tuvieron dificultades para hacerles hincar la rodilla (22-13) a Mikel Urrutikoetxea y Martija. Un dato significativo: entre ambas parejas fallaron la friolera de 18 pelotas. Emitieron la impresión el cuarteto de pelotaris que no estaban muy contentos con el cestaño que eligieron previamente.

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Dentro de los constantes sobresaltos me quedo con la actuación de Jokin Altuna, que perfila unos remates de ensueño. Hasta caído completamente en el suelo es capaz de lucirse con una carambola para el recuerdo. Es la alegría de las canchas, un auténtico virtuoso de los frontones. Una bendición de las que aparecen de ciento en viento. Al de Zaratamo lo vi con el punto de mira sin centrar y desnortado. Los zagueros desafinaron. Y el próximo fin de semana se abre la compuerta de las semifinales.

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