La pelota sigue en el alero
En su libro 'Entre robles y ahuehuetes', el diplomático mexicano de origen euskaldun Salvador Arriola reflexiona sobre la contribución vasca en la historia del continente ... americano, y en el ámbito del deporte, y sobre la significación de la pelota vasca, apela a una entendible y procedente representación internacional propia. Ello conlleva la anhelada presencia de la Federación Vasca de Pelota en la Federación Internacional de la disciplina (FIPV), y habla, sobre su dificultad perenne, de, por fin, «desatar el engendro». Parecía que, tras anteriores intentos en el tiempo, esa paradoja podría resolverse precisamente en tierras charras, pero no, los creadores de este deporte de proyección mundial, de 'su deporte', tendrán aún que esperar.
La actual llamada a la puerta de la oficialidad internacional por parte de la Federación de Euskadi de Pelota Vasca se basaba en esta ocasión en la novedad del cambio normativo en España, producido en la ley del deporte, lo que la propia FIPV (con sede en Pamplona) entendió le afectaba para activar un proceso que pasaba por un cambio estatutario que permitiera la posterior entrada de la Vasca. Las mayorías requeridas en ambos casos eran exigentes (dos tercios de los votos emitidos), siendo preferente y deseable la consecución de un consenso total al respecto.
En la realidad, y en contraste con la posición mantenida por la Federación Francesa, favorable y proactiva en el proceso (aun pudiendo resultar afectada en la misma medida), aparece como decisiva la oposición militante de la Federación Española, personificada en su presidente Julián García Angulo, que ha imposibilitado el consenso bajo la tesis de que «Euskadi tiene que dejar de molestar con sus apariciones». Y no se trata de una simple opinión, sino de una actitud que pugna (como en estas mismas páginas explicábamos el pasado viernes) con lo dispuesto en el artículo 48.2 de la nueva ley del Deporte, una vez concurrente, en este caso, el previo acuerdo del Consejo Superior de Deportes, que como autoridad administrativa estatal del deporte vincula en materia representativa a la federación española concernida. Lo que se concreta en el citado precepto en relación al «apoyo conjunto» necesario para hacer efectivo ese reconocido derecho que corresponde a la federación autonómica que cumpla con las exigencias legales. Y ello no se ha producido.
Esa es también una labor pendiente. No sólo la búsqueda del consenso entre las federaciones miembros de la FIPV, sino la propia firme acción del CSD en el ejercicio de sus competencias y obligaciones en esta materia.
Hay tiempo para que sea una realidad la oficialidad vasca, en este su deporte autóctono y singular, para el próximo mundial, a celebrar en 2026 en San Luis, Argentina, y mucho más para que lo sea de cara a 2030, cuando será la propia Euskadi la que acoja un campeonato que ha de contar, inevitablemente, y más pronto que tarde, con su propia representación.
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