«Si tienes confianza, te quitas la presión y llegas a todo»

La vida de Unai Laso (Bizkarreta-Gerendiain, 1997) ha cambiado de forma radical en una temporada. El año pasado a estas alturas estaba jugando una previa del torneo de Irurzun de pelota aficionada porque como estaba fuera del profesionalismo pidió a sus organizadores poder disputarlo. El domingo estará en la final del Manomanista, el campeonato más grande de la pelota, en el frontón del espacio multiusos Navarra Arena ante 3.000 espectadores. El delantero no ha perdido el tiempo. Será su tercer partido cumbre de la campaña en una competición oficial. En los dos anteriores se quedó a un paso de la gloria, y esta vez partirá como favorito frente a Ezkurdia. «Es la más importante y vestirte de rojo todo el año estaría bien. Pero me la tomo como las anteriores. Estoy muy contento de haber llegado hasta aquí».

Su candidatura ratifica definitivamente su explosión dentro de la mano profesional. A sus 25 años se ha ganado los galones en la plantilla de Baiko por su juego y por el poder de convocatoria que tiene. De hecho, su contrato acaba en 2023 pero la operadora ya se ha puesto en contacto con él para una renovación. «Hemos tenido un primer encuentro en el que me reconocieron el mérito que tenía y dijeron que volveríamos a hablar. Creo que pronto haremos uno nuevo. En ese aspecto estoy tranquilo porque sé que estoy haciendo las cosas bien». Mejorará sus prestaciones económicas. «Eso ya me lo he ganado. Soy yo el que está todos los días entrenando y me lo merezco».

Ahora solo le queda poner la guinda a su nuevo estatus con un título. Tiene en su mano poner fin a la sequía por la que atraviesa su promotora en este aspecto. 365 días después ha pasado de la nada a estar en boca de todos. Todo ha sido muy rápido, como su juego. Hasta el navarro se ha sorprendido de la velocidad a la que lo ha conseguido. «Claro que sorprende. Pero si te van saliendo las cosas bien es por algo. Si tienes confianza te quitas la presión y llegas a todo».

Ganar por primera vez al campeón Altuna III en las semifinales también ha supuesto una inyección de moral impresionante de cara a la lucha por la txapela. «Me enorgullece cómo lo conseguí. Supe mantener la tranquilidad y tuve el convencimiento hasta el final de que podía sacar el partido adelante, y salió bien».

Lo que no le ha gustado tanto ha sido disponer de solo esta semana para preparar el encuentro frente a Ezkurdia en la cancha de la final. Jugar en un espacio multiusos que alberga otro tipo de actividades es lo que tiene. No había vuelto a ella desde hace cuatro años cuando disputó un tercer partido en el festival de la final del Masters, y no se recuerda cómo era. Tendrá que refrescar sus sensaciones a marchas forzadas. Tan solo realizará un entrenamiento fuerte y otro más liviano. «Me parece una falta de consideración».

Tampoco le parece correcto que a los pelotaris les hayan dado únicamente 160 entradas para sus compromisos de cara al choque cumbre, «porque somos nosotros los que llevamos a la gente». Tiene muchas solicitudes, sobre todo de los aficionados que han ido a sus partidos a lo largo de todo el campeonato. «A los de mi cuadrilla no les puedo dejar fuera, pero tampoco les puedo hacer pagar 122 euros. Muchos estudian o están sin trabajo, y es un esfuerzo muy grande para ellos. Pero como la empresas sacan las más baratas cuando las ponen a la venta con mucha antelación ¿cómo lo gestiono?», se cuestiona.

Nunca se ha enfrentado al de Arbizu en el mano a mano. Los dos partidos individuales que han jugado han sido en la 'jaula' y no le sirven para sacar conclusiones porque la modalidad «es completamente distinta». En la semifinal que disputó Ezkurdia contra Jaka comprobó que su rival está «muy fresco». «Es una bestia. Tiene mucha fuerza. Habrá que dar muchos pelotazos porque, aunque trates de poner la pelota lejos, tiene una gran volea para defender y atacar, y con la zurda le da mucho. Además está sacando muy bien, y tendré que agarrarme con el resto».

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