
Brotes verdes en la cesta punta femenina
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Las fichas escolares se han duplicado en Bizkaia en tres años y en los clubes hay cada vez más chicas por la visibilidad y las referentes en las que mirarseLa cesta punta femenina también se ha subido a la ola que vive la modalidad. Todavía es más pequeña que la masculina porque es aún ... joven, pero gana enteros a medida que pasan las temporadas. Las fichas escolares en Bizkaia se han duplicado en las tres últimas campañas. Han pasado de 27 a 59, un signo evidente de que los brotes verdes han comenzado a aflorar. La visibilidad que ha conseguido desde que se jugó el primer Winter Series en Durango y la existencia de unas referentes muy cercanas han provocado que las niñas decidan probar en una especialidad que hasta hace prácticamente una década era un coto masculino.
La nueva liga creada esta campaña, que reúne a cerca de una docena de pelotaris, es un paso más para afianzar el impulso. Desde las federaciones se han creado campeonatos para ellas y cada vez cuentan con más torneos privados en los que participar. En las siete escuelas existentes en el territorio son 75 las chicas inscritas. Muchas de ellas todavía en edades tempranas porque la acaban de descubrir. Sin ir más lejos, en la de Bermeo, creada hace cinco meses, cuentan con seis chicas que van desde prebenjamines a alevines.
«Algunas se decidieron porque tenían familiares que lo habían practicado, otras porque lo habían visto y querían probar. Todavía no participan en el deporte escolar y les organizamos partidos los fines de semana e invitamos a puntistas de otros clubes para que jueguen», destaca su secretario, Mikel Iruskieta. En la de Levante Jai Alai, de Bilbao, que surgió hace un par de temporadas en una ciudad sin tradición puntista, cuentan con cuatro con edades comprendidas entre los nueve y los diez años. «Todavía su actividad está más enfocada al ocio que a la competición. A que tengan una buena técnica y si les entra el gusanillo que sigan avanzando. Ahora tienen referentes. Poder poner cara a las pelotaris es bonito. También que las niñas sepan que si trabajan algún día podrán estar arriba», añade su monitor, el profesional Julen del Río.
En el otro extremo se encuentran escuelas con más tradición como las de Markina, Berriatua, Gernika, Lekeitio y Durango. Esta última recuperó su actividad también hace cerca de un par de años y ya dispone de 18, incluso de veteranas que todavía mantienen el gusanillo por una modalidad que les enganchó en su día y ensayan aunque no compitan. «Es una localidad con tradición puntista. Aquí comenzó el Winter Series femenino y poco a poco siguen apuntándose. Tienen diferentes edades pero están ilusionadas, quieren jugar partidos y se están enganchando», apunta el también puntista Aritz Erkiaga, uno de los encargados de su aprendizaje.
La Universidad de la Pelota de Markina es la que mayor número de pelotaris aglutina. Ocho han llegado esta temporada, lo que les ha permitido superar la veintena. «La escuela está a tope de chicos y chicas. Hemos tenido que ampliar las horas de ensayo e incluso emplear otro frontón. Si ven cesta punta en televisión ellas también quieren jugar», destaca su entrenador Santi Olabe.
«Todavía hay que hacer mucho trabajo pero, poco a poco, van encontrando su sitio. Lo que necesitan es jugar. Históricamente en la pelota han faltado referentes y ahora los tienen. En nuestro caso tenemos mucha competencia de otros deportes como el remo y el voley, y sería muy importante conseguir formar un grupo», añade el presidente de la escuela de Lekeitio, Aitzol Galletebeitia.
En Gernika ya lo han conseguido «y ahora ya no se ven solas. Este es un deporte difícil y duro que exige mucho. Hay que meter muchas horas para mejorar, pero que ellas vean que hay otras chicas de su edad que también juegan les motiva mucho y eso es bueno para el futuro», subraya su técnico Diego Beaskoetxea.
Uno de las citas anuales donde se encuentran las pelotaris de todas las edades es el torneo femenino de Berriatua. Un clásico. En su primera edición reunió a 40 chicas de diferentes niveles y en la séptima han sido 82, procedentes de veinte escuelas de Cataluña, Francia, Navarra y Euskadi. Porque, además de en Bizkaia, la cesta punta femenina también se trabaja en clubes de Mutriku, Tolosa, Cabanillas, Pamiers o el Vasconia de Barcelona. «Es una oportunidad para que se conozcan y en muchos casos hacen piña. El nivel ha mejorado mucho en dos años y las jóvenes vienen por detrás empujando fuerte. Ellas también tienen opciones de jugar en frontones más pequeños por lo que el futuro promete», destaca su alma mater y técnico Ander Bilbao.
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