Ander Imaz se reivindica en el mejor momento

Creer y sumar son los dos verbos que más emplea Ander Imaz para explicar su primera presencia en la final del Parejas, este domingo en el frontón Bizkaia. Siete años después de su debut, el zaguero de Oiartzun ha cumplido «un sueño». «Desde muy pequeño vivo muy intensamente la pelota. He dejado muchas cosas de lado para dedicarme a este deporte». En el campo aficionado no estuvo bajo el paraguas de ninguna de las dos promotoras, y le bastó una prueba con los técnicos de Baiko, entonces Asegarce, para pasar a formar parte de su plantilla. «Tuve un poco de suerte, pero desde entonces he trabajado mucho para estar aquí y vivir de esto».

El suyo ha sido un proceso de maduración lento. Ha necesitado una adaptación física de su espigado cuerpo -ha ganado seis kilos- para aguantar bien los encuentros y poder soportar el castigo en los cuadros largos, y ha logrado llegar en su mejor momento al único campeonato en el que se pueden lucir los zagueros. «He tenido épocas bastante buenas, pero llegar a una final es muy complicado en cualquier deporte. Con Laso confiaba en hacer un buen torneo, pero de ahí a alcanzar el choque cumbre hay diferencia».

No eran una de las combinaciones que entraban en las quinielas para hacerlo, por lo que tampoco han tenido una presión añadida. «Y hemos creído en nuestras posibilidades. Cuando un pelotari está con confianza se ve. Al principio tenía un poco de miedo porque en otras competiciones no había dado mi nivel, pero quería ser competitivo. Si los rivales nos ganaban que fuera por sus propios méritos».

El zaguero guipuzcoano ha encontrado el delantero ideal. Un compañero que en la huelga que protagonizó la mayor parte de la plantilla de su empresa hace poco más de un año también lo pasó mal. Laso porque no renovó y se quedó fuera del profesionalismo. Imaz por las acusaciones públicas de Mariezkurrena II de que había filtrado información a la empresa que le llevaron a ponerle una demanda, aunque luego la retiró. «Pasamos un momento bastante malo tanto yo como mi familia. Hubo partidos en los que salía a la cancha y no tenía confianza, y se notó. Pero de todo se aprende y me vino bien para madurar y crecer. Salí fortalecido».

Antes de comenzar el Parejas hablaron entre ellos. «No creo que fuera fácil para ninguno y el asunto se zanjó. Lo que pasó solo lo sabemos los que estamos dentro. La gente puede pensar lo que quiera, pero siempre me he llevado bien con Laso porque es un chaval muy cercano».

Lo ha podido corroborar en los cuatro meses que han pasado juntos entrenando y compitiendo en los frontones. Aunque las cosas no marcharan bien, el delantero navarro «siempre estaba con una sonrisa y eso me facilita mucho las cosas. Su motivación y el optimismo que transmite me llenan».

Esa ha sido una de las claves por las que han compactado tan bien en los partidos. «Hay complicidad. Tenemos confianza para decirnos cualquier cosa. Y su forma de planificar los partidos me gusta». Era algo que no había vivido antes con otras parejas.

Han preparado la final con Aimar Olaizola y Pablo Berazaluze, y ellos han sido los consejeros a los que ha acudido para que le asesoren sobre cómo encarar un duelo de estas características. «Me han dicho que disfrute porque igual nunca más voy a estar en una situación así. El trabajo está hecho. Aunque entrar a la cancha con 3.000 personas en la grada será un gran impacto».

Empezar bien el encuentro será primordial para el de Oiartzun. «Los primeros tantos serán importantes para ver por dónde va la final, y el que domine atrás tendrá mucho ganado». Pero ambos zagueros son de los que fallan poca pelota, «y lo damos todo en la cancha. Rocosos, de los que endurecen los encuentros». Si mantienen su nivel será complicado que el encuentro se rompa. Aunque ya ha cumplido con creces el objetivo que se había marcado al principio en el Parejas, Ander Imaz saldrá «a ganar». Está ante una oportunidad de oro, pero necesita creer y sumar.

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