Jon Alberdi borda el Manomanista de promoción

Comenzó el campeonato con una previa, y seis partidos después se caló la txapela del Manomanista de promoción. A sus 22 años, Jon Alberdi tocó el cielo ayer en el frontón Labrit de Pamplona. Jugó el partido más complicado con la cabeza fría, apostó por alargar el juego y tuvo la paciencia suficiente para superar (22-11) a un Iker Salaberria que terminó desbordado.

El guipuzcoano calcó el guion que traía desde casa y supo gestionar a la perfección la presión que supone un choque de estas características. Era su segundo choque cumbre individual. El primero lo había perdido dentro del Cuatro y Medio. Pero éste no se le borrará de la memoria por el buen sabor de boca que le dejó. Su momento de forma era optimo y la confianza que había ido adquiriendo a lo largo de la competición le sirvió de mucho para no perder el norte ni salirse del renglón.

Salaberria lo intentó, pero enseguida se vio con un lastre demasiado pesado a la espalda que le obligó a arriesgar más de la cuenta y las cosas no le salieron. El 7-0 inicial fue un avance de lo que le esperaba. Alejado de los cuadros en los que despliega su magia, tuvo que emplearse a fondo en defensa y no pudo enredar el juego. Tampoco aprovechó las pocas ocasiones que dispuso.

Consiguió cortar la racha de su rival, pero no estuvo acertado con la jugada inicial y tan solo consiguió realizar tres tantos de forma consecutiva. Superado el primer susto, el de Azpeitia insistió en sus argumentos porque el resultado que había obtenido le convencía. Un segundo parcial de 8-1 fue determinante para reafirmar su propuesta. Con una jugada inicial bien cruzada pared tuvo los tantos de cara, mientras el que el de Goizueta buscó sorprenderle con un par de ganchos forzados que no encontraron su destino.

Tras el 15-4, solo le quedaba mantener el motor fresco porque el intenso calor reinante en la cancha comenzaba a hacer mella, pero el azpeitiarra no tuvo miedo de alargar los tantos. Una pelota a la chapa en un intento de dejada en el ancho dio al navarro la última oportunidad de entrar en el encuentro. Salaberria lo sabía y se la jugó. No le quedaba otra. Trató de limar la moral de su rival, buscó meter más ritmo con su juego de aire y consiguió acercarse hasta los seis tantos.

Pero a estas alturas de la contienda Alberdi no estaba para muchas más concesiones y, tras un gancho perfecto, puso rumbo al primer cajón del podio. Su saque volvió a ser clave para darle la tranquilidad necesaria cuanod más le hizo falta. Tras 51 minutos de juego y 264 pelotazos levantó los brazos. El año que viene tendrá la oportunidad de jugar el torneo más grande.

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