El eterno Carlos Sainz conquista su tercer Dakar

Carlos Sainz ha vuelto a demostrar que la edad es un estado de ánimo. A sus 57 años, el ganador más veterano del Dakar (hito que logró en 2018) ha sumado un trofeo 'touareg' más a su palmarés. Hasta el último kilómetro se negó a celebrarlo, toda vez que los viejos fantasmas le acosaban como valkyrias que querían llevárselo al hogar de los guerreros caídos.

El 'Matador' sigue con la ilusión de un niño. La noche anterior a los últimos 166 kilómetros (iban a ser 343, pero a última hora se dieron cuenta de que había unas obras en un pozo petrolífero cercano) le admitía a Jesús Calleja, que también completó su primer Dakar, que hasta que no llegara no se iba a fiar. Para qué iba a festejar lo que aún no había logrado. En cuanto se bajó del Mini (tercera marca con la que gana un Dakar, tras Volkswagen y Peugeot), estalló de júbilo. «Estoy muy contento. Gracias a Lucas, al equipo. A toda la gente que me apoya, a todos los fans, a la familia, por supuesto. A Red Bull, a Bahrein. Ha sido un rally muy difícil, desde el inicio, con mucho riesgo, al máximo los tres y estoy muy contento con esta victoria», decía, sonriente a más no poder y al borde de las lágrimas.

Stepháne Peterhansel y Nasser Al-Attiyah no tuvieron ninguna opción. El francés, lastrado por abrir pista el último día y profundamente decepcionado por no haberle podido discutir la victoria del raid a su compañero y amigo, apenas peleó por ser segundo en la general. Fue el catarí, quien se despidió del Dakar con la única victoria de etapa que ha logrado en este año, todo un fracaso para el hombre que reinó con puño de hierro en 2019.

No obstante, competidor con un sentido de la deportividad fuera de toda duda, Al-Attiyah también fue el primero en abrazar a Sainz y felicitarle. La admiración que despierta el madrileño en el mundo del deporte, en general, sólo es comparable al respeto y profundo honor que sienten sus rivales cuando compiten contra él.

Si los titulares se los llevará Sainz, no menos mérito tiene su copiloto, Lucas Cruz. La aportación del piloto a un coche del Dakar no se puede entender sin el aporte básico de su copiloto, especialmente en una edición del raid más duro del mundo en el que la navegación ha sido clave, máxime cuando el Mini de la dupla española ha tenido que abrir pista en cuatro etapas por otras tantas victorias (para un total de 36 de Sainz en el Dakar). Sainz y Cruz, tanto monta, han dominado a placer desde el tercer día del raid, siempre con dos de los mejores pilotos de todos los tiempos en el Dakar, Peterhansel y Al-Attiyah, al acecho.

La cuestión eterna: ¿será el último de Carlos Sainz? El mejor piloto español de todos los tiempos (al menos fuera de los circuitos) siempre ha argumentado que él seguirá compitiendo mientras el cuerpo le aguante, se sienta competitivo y tenga posibilidades de divertirse. ¿Alguien se atreve a decirle que se jubile? ¿Alguien quiere que se jubile?

Fernando Alonso acabó el primer Dakar de su vida con buena nota y rozando el podio de la última etapa. El asturiano sacó todo lo que tenía para intentar dar la campanada. Aunque durante muchos minutos llegó a estar en posiciones de podio, al final claudicó con Orlando Terranova y con Seaidan, por lo que cerró con un 4º puesto en la duodécima etapa.

El bicampeón del mundo de Fórmula 1 acaba el raid más duro del mundo en una más que óptima 13ª posición. El asturiano y Marc Coma han culminado una actuación propia de veteranos, e incluso ha logrado acabar por delante de grandes de esta disciplina como Nani Roma, Ronan Chabot o Jakub Przugonski. El podio de la octava jornada es el mejor resultado de un Alonso que ahora se centrará en la preparación para las 500 millas de Indianápolis del próximo mes de mayo, y su posible vuelta a la Fórmula 1 en 2021.

¿Volver al Dakar? No hay nada descartado. De momento, su botín ha sido, además de ese segundo puesto, ocho 'top 10' de etapa y el 13º final. No está nada mal para un corredor que hace un año no sabía lo que era conducir en dunas.