Juan Lazkano

De Zierbena al cielo: «Tenemos opciones en La Concha, pero está complicado»

EL CORREO acompaña a los 'galipos' en un entrenamiento en víspera de la regata más esperada del año. Asumen la dificultad del reto. Están a casi 8 segundos de Urdaibai

Jueves, 7 de septiembre 2023, 01:11

A las siete de la tarde del martes, el puerto de Zierbena es el paraíso. Decenas de personas toman el último sol del día en ... la campa, a unos metros del muelle, desde el que se lanzan los chavales a las aguas tranquilas y templadas, sin alterar a los ocupantes de las terrazas ni a los numerosos pescadores que han lanzado su caña desde esa enorme semicircunferencia desde la que se domina toda la actividad en el agua y en las rampas. En uno de los espigones, los remeros de la trainera, que el domingo se la juegan en la Bandera de la Concha, posan para el fotógrafo como los componentes de un coro de habaneras.

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Pero embarcan en la rampa y son el ballet Bolshoi. Las imágenes de rudos deportistas utilizando la fuerza bruta, que se pueden ver a través de la televisión, y que distorsionan las cámaras subjetivas del interior de la trainera, se transforman en algo distinto desde la perspectiva de la Zodiac desde la que el entrenador, Dani Pérez, dirige a sus hombres con un tono calmado, sin elevar la voz más allá de lo que necesita para que le escuchen entre el golpeteo de las olas en mar abierta. «No hace falta gritar, el trabajo de la temporada ya está hecho», comenta. «buen trabajo», les dice. «Agilidad, venga, con agilidad», y los remeros responden a las propuestas de su técnico. Los remos entran y salen del agua. «Sin prisa, venga, progresivo. Sobre todo con tono», y se desliza suave la embarcación. Sopla el suroeste con moderación, y Dani Pérez busca condiciones similares a las que se encontrará el domingo a mediodía en la bahía de San Sebastián. «Lo mejor que tenemos es nuestro campo de entrenamiento», confiesa el patrón, Borja Gómez, un cántabro de Pedreña, «porque depende del día, encontramos un mar parecido a lo que tendremos en la siguiente regata. Un día vamos para Getxo, otro, para el otro lado, según el campo en el que tengamos que competir».

«Estamos fuertes»

Antes de salir al entrenamiento en la mar, que Pérez divide en dos grupos, el entrenador ha ido modificando, cinta métrica en mano, la distancia entre las bancadas, para adaptarlas a los remeros. Ya no hay bancos de madera. De hecho, la madera ha desaparecido por completo de las traineras, fabricadas en kevlar y fibra de carbono en el astillero de Amilibia. «Solo los estrobos se siguen haciendo a la manera tradicional, de cuerda», apunta Dani Pérez. «Se han intentado otras alternativas, pero no han salido bien por ahora». El resto en nada recuerda a las pesadas traineras de madera que, cuenta la tradición, salían a la pesca de la ballena. Ni los remeros, que meten horas y horas de gimnasio. Fibrosos, delgados, por su aspecto no difieren demasiado de los futbolistas, o los ciclistas profesionales. «Buscamos la optimización entre peso y potencia. Sí hay algunos, los que van en medio de la trainera, con más cuerpo, pero lo importante es el rendimiento a la hora de remar».

En el pabellón, el presidente del club de remo de Zierbena, José Luis Herrerías, observa todas las maniobras de sus pupilos con la mirada experta después de varias décadas de trabajo en la entidad. Tiene esperanzas de hacer algo importante el domingo. «Igual no es tan malo no salir en la tanda de honor». Zierbena está a siete segundos de Urdaibai después de la primera jornada, pero saldrá media hora antes, «y es complicado cogerles esa ventaja cuando vas trainera con trainera, pero igual no tanto si cambian algo las condiciones de una tanda a otra».

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«Estamos fuertes», comenta Ismael Montes, un remero gallego, de Esteiro, que comparte equipo con su hermano Francisco. «Vamos a salir a por todas», dice. «A ver si tenemos un poco de suerte y cambia el viento de una tanda a otra», pero luego rectifica y bromea: «Igual no hace falta ni que cambie el viento, nosotros tenemos mucha velocidad».

«Lo tenemos complicado, pero hay opciones»

Juan Lazkano

La primera tanda de entrenamiento, con Aitor Lazkano en la popa, un patrón del pueblo que ganó su primera bandera con 17 años, termina después de unas series exigentes que finalizan en la bocana del puerto. Han ensayado los remeros durante casi una hora, de cara a la mar abierta y de vuelta hacia Zierbena. Coordinados como en una orquesta, todos a la vez. Las ciabogas, con el sol cayendo en el horizonte, con el patrón hincando el timón y el proel espaldeando con el remo corto, se recortan en silueta como una escultura.

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Regresan a la rampa y cambia la guardia. Se montan en la trainera quienes, en teoría, serán los titulares en La Concha, aunque, como cualquier entrenador que se precie, el gallego Dani Pérez siempre se guardará un as en la manga.

«Lo tenemos complicado, pero hay opciones», reconoce el patrón, Borja Gómez, que fue protagonista del espectacular vuelco en la regata de 2005, cuando patroneaba a Pedreña, que acabó quinta en la primera jornada pero sacó casi un minuto de ventaja a las traineras de la segunda manga, que navegaron en condiciones horribles, «pero nos descalificaron por una reclamación de Orio y al final la bandera se la llevó Hondarribia». No prevé que pueda pasar lo mismo, «porque las condiciones que se anuncian son de poco viento y buena mar, como el domingo pasado», pero, «quién sabe. Dependerá de qué calle nos toque. Nosotros tenemos que hacer una contrarreloj y luego esperar a los demás».

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¿Fallará el GPS como en la primera jornada? Se lamentaron en Urdaibai de las comunicaciones, de que no tenían referencias. «A nosotros nos falló la radio», apunta Dani Pérez. «No tenía comunicación con el patrón», y recuerda: «Antes se remaba más por intuición. Ahora, los patrones tienen ese vicio adquirido de recibir las referencias del GPS desde fuera, y cuando falla, están un poco perdidos». Lo reconoce Gómez: «Un poco sí, pero también diriges la trainera por sensaciones, por lo que estás viendo, por dónde sopla el viento y van las corrientes. Esperemos que el domingo no falle nada». Salvo los rivales, claro, aunque eso no lo dice.

Regresa la trainera al puerto después del entrenamiento intenso, de las series ejecutadas como unos pasos de ballet. Cae el sol ya sobre el puerto de Zierbena, que sigue siendo un paraíso. Ya los chavales se envuelven en las toallas de regreso a casa, aunque siguen las terrazas llenas y las decenas de cañas, que apenas pescan, en la semicircunferencia del puerto. Todavía queda una tarea. Los remeros cogen esponjas, jabón y mangueras para limpiar de salitre la valiosísima trainera con la que el domingo buscarán la gloria.

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