La pista de Mendizorroza perderá la homologación para registrar marcas oficiales en diciembre

La caducidad de la pista vitoriana es una certeza que la Federación Alavesa conoce hace más de un año. De hecho, el plazo de la vigencia concluyó en diciembre de 2018. Sin embargo, la Española concedió una prórroga de un año atendiendo a dos realidades. La primera: que muchas pistas nacionales se encuentran en la misma situación y mostrarse inflexible en los plazos habría supuesto un perjuicio para los propios atletas. Y en segundo lugar, el organismo federativo tuvo en cuenta también la cercanía de las elecciones municipales, con presupuestos prorrogados en muchas corporaciones y la dificultad de destinar fondos para un gasto -el de la reforma de una pista de atletismo- que, no conviene engañarse, no suele encontrarse entre las prioridades políticas.

En definitiva, en 2018 concluyeron los diez años de validez de una homologación y ahora el complejo vitoriano, como muchos otros, se encuentra en el periodo de prórroga.

Con vistas a lograr la homologación la presente temporada -la 2019-2020-, la Federación Española envió un juez delegado a Mendizorroza para que elabore un informe en el que detalle el estado de conservación de la pista, sus carencias y las reformas necesarias para revalidar la homologación. La visita del técnico se produjo a mediados del mes pasado. Ahora se encuentra en la elaboración del documento. Es un examen que tiene en cuenta desde el ancho de la pintura que delimita las calles hasta los bordillos que marcan las distancias, las medidas de los fosos o las gradas. La minuciosidad es necesaria si se tiene en cuenta que la pista debe servir para dar validez a cualquier marca, hasta con rango de récord del mundo.

El juez de la Federación Española remitirá el informe al propietario de la pista, el Ayuntamiento de Vitoria -aunque también conocerá su contenido la Federación Alavesa-. Ahora mismo, es una completa incógnita qué reforma habrá que llevar a cabo, si será cara o de presupuesto reducido, en profundidad o bastará con algunos maquillajes. Pero en este punto también existe una certeza: alguna inversión habrá que hacer.

Porque a simple vista y a ojos de un lego en la materia, la pista presenta unas cuantas carencias. Así, la calle 1 sufre un desgaste apreciable en toda su cuerda, los 400 metros. En el resto, esa deficiencia es menor, pero existe. También llama la atención el área que se reformó para el Campeonato de Europa Máster de 2018, en la salida de los 100 metros lisos. En ese punto, el piso es diferente y se 'desmiga', presentando también irregularidades en el firme que disgusta a los competidores. Da la sensación de que cuando llueve puede resbalar.

Asimismo, una de las colchonetas de saltos -la que protege en la pértiga- se halla muy deteriorada. En su momento no se optó por protegerla con una cubierta aislante -como la del salto de altura- sino con lonas que no permiten lograr un habitáculo completamente estanco. Resulta que el relleno no se ha deteriorado tanto por las condiciones climatológicas de humedad como por la presencia de ratones, que la han roído con deleite.

Pero la relación de mejoras imprescindibles quedará a criterio del juez de la Española que, por otra parte, se llevó una buena impresión de la pista en líneas generales. Pese a sus achaques, los bordillos que marcan las distancias se hallan perfectamente y su estado, a falta de una actualización, es aceptable. La pista alavesa siempre ha sido muy apreciada por los velocistas porque es 'dura', no se hunden los tacos y les facilita lograr marcas personales en las carreras cortas.