Miles de milagros gimnásticos sobre una alfombra mágica del BEC
El Euskalgym deslumbra con las figuras mundiales de gimnasia rítmica en un espectáculo vivido con mucha pasión en las gradas
Un auténtico espectáculo en el que intervienen los artistas y un público rendido al máximo nivel a sus estrellas. Así es el Euskalgym, una exhibición ... de gimnasia rítmica con las y los mejores del mundo. Aparatos eléctricos de mil colores agitados con frenesí, diademas con luces intermitentes, linternas de móviles... todo ello animó las gradas del BEC antes de que las grandes figuras internacionales saltasen al tapiz mientras sonaban canciones de moda.
La primera actuación correspondió al conjunto de España. Realizó una presentación en la que la audiencia respondía con gritos de entusiasmo cada salto y figura, las entregas de aros entre las gimnastas, con la espalda o el tacón. Auténtica magia al alcance de pocos deportistas. El equipo nacional ejecutó una pieza para celebrar su participación en los Juegos Olímpicos de París, con el Arco del Triunfo y la Torre Eiffel dominando el decorado principal. La chavalería animó a más no poder, con la gran y simpática Almudena Cid como maestra de ceremonias, que, tras salir a pista para dirigirse a la audiencia, compartió mirador con la experta periodista Paloma del Río para alternarse en los comentarios.
Lo que vino a continuación y hasta el final de esta atractiva muestra de tres horas de duración y organizada por la Federación Vasca de Gimnasia, fue todo un espectáculo. Por el tapiz se sucedieron maestras de Kazajistán, Hungría y Polonia, con la plata en el último Mundial, la italiana Sofia Raffaeli, como destacada en los primeros minutos. Desde los asientos se apluadió a rabiar a los representantes vascos, como los conjuntos venidos de Tolosa o Eibar, y las palmas ardieron con los quintetos mixtos de Sakoneta de Leioa. Con Alba Bautista, octava en el Mundial, se produjo un griterío ensordecedor y la vitoriana Teresa Gorospe recibió miles de aplausos tras su exhibición con el aro. De la eslovena de origen ruso Ekaterina Venedeeva, que cumplirá 30 años en los Juegos de París, Del Río alabó su «limpieza» en los ejercicios y su «sello propio».
Almudena Cid apuntó que se disponía a ver si una de las invitadas era un «holograma, porque lo clava». Pidió ponerse en pie para recibir a un fenómeno planetario llamado Darja Varfolomeev, oro en todos los aparatos en el Mundial, una marca histórica. La alemana de origen ruso, que ayer cumplía 17 años en Barakaldo, regaló a los espectadores una colección de recepciones y lanzamientos imposibles con su pelota mientras su cuerpo describía siluetas sinuosas.
Eneko Lambea, de Leioa, con mazas, ovacionado durante sus giros aéreos, con la gente de pie, hasta con tambores al ritmo de 'bat, bi, hiru, lau'. «Eres pasión y amor, que feliz haces a los jóvens que quieren iniciarse», le dijo Cid a uno de los más brillantes gimnastas de rítimica masculina del mundo.
Al frente de guerra
De la ucraniana Viktoriia Onopriienko, cuya actuación con cinta hizo retumbar el pabellón, se recordó que fue al frente de guerra en su país para enseñar a su padre y hermano, combatientes, la medalla que ganó en el Mundial de Valencia.
Polina Berezina, la italiana Alice Taglieti, el «huracán» búlgaro Boryana Kaleyn, una muestra de gimnasia acrobática, una homenaje a las madres, un ejercicio del conjunto nacional coreando «sí, sí vamos a París» y «España, España». Tras una composición formada con cuatro chicos «valientes», se reclamó que puedan estar en las competiciones internacionales, algo que ahora es imposible. «No llegarán a París pero sí a Los Ángeles».
Sobre el suelo del BEC se vio lo mejor de un deporte tan sacrificado y a veces poco reconocido como la gimnasia rítmica. Las gimnastas fueron ángeles que volaron sobre la alfombra mágica del BEC, con juegos malabares, piruetas, contorsiones y saltos propios de un sueño, de una disciplina que aúna música, danza, circo y que exige duros entrenamientos, coordinación, flexibilidad y excelente estado físico, además de un manejo maravilloso de los aparatos. En la rítimica caben desde un tema de Ken Zazpi hasta una saeta. Arte y deporte en estado puro.
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