'Jonfer' vive un día después diferente, «ni castigo ni fatiga»
El campeón superpluma de la Unión Europea no se pone límites y pide «pelear con los mejores, no importa peso o título»
Fue su día después más placentero, aunque la sombra de sus problemas intestinales le envío un tibio mensaje de recuerdo tras acabar su no pelea ... contra Tuomo Eronen y necesitó de la manipulación de su terapeuta para controlar la situación. «Siempre descanso bien después de las peleas y esta vez ha sido igual, con la diferencia de que no tengo castigo ni fatiga muscular. Tenía pensado descansar una semana, pero habrá que acortar el tiempo», comenta Jon Fernández en conversación con ELCORREO. Sólo habían pasado unas horas desde que gestó su victoria más rápida en la nómina de dieciocho triunfos (dieciséis con cloroformo) que figuran en su carné en el boxeo de pago.
Veinte segundos necesitó para alcanzar dos veces seguidas el hígado de un Tuomo Eronen que claudicó de tal guisa en la lucha por el cinturón superpluma de la Unión Europea, cuarto título en el currículo del de Etxebarri. 'Jonfer' es de los deportistas que pasa página rápido y ya se ha activado en modo descanso, aunque espera volver a vendarse las manos cuanto antes. «Lo combino con deportes que me gusten y que pueda practicar con amigos, como jugar al padel. Todo lo que sea y que suponga que me esté moviendo».
Su presencia vista y no vista sobre la lona del Vicente Trueba le sirvió para recuperar alguna sensación extraviada. «Subir al ring, sentir el calor de la gente y la afición cántabra estuvo de diez. Por esa parte conseguí recuperar parte de las sensaciones que necesitaba. A nivel boxeo o pelea no fue así pero no me voy a quejar. Podía haber sido al revés». Y pasa a rebobinar la cinta mental en el momento en que cazó a Eronen. «Justo antes le había pegado al hígado y noté que le había hecho daño. Y cuando metí esa mano, la segunda seguida y en frío, pensé que si se iba al suelo no se levantaba».
Y así fue. Jon Fernández accede a compartir qué se siente cuando alguien es cazado en una zona tan sensible. «Ya estando en caliente es complicado recuperarse porque te falta el aire, es una sensación bastante desagradable. Y en frío en una pelea en la que en veinte segundos el rival te tira quince golpes y te coge abajo, imposible. Se da una mezcla de dolor y falta de respiración. Sientes que te quedas sin respiración y en cuanto tratas de coger aire tienes ahí un pinchazo que parece que te clavan un puñal».
Boxeo cambiante
Nunca habla de planes, quizá para no gafarlos. Por eso, cuando se le pregunta al respecto el púgil vizcaíno pide ante todo calidad. «Lo que más me pone son peleas buenas, con los mejores, no me importa en qué peso, ya sea con o sin título. Rivales que me hagan crecer, que supongan retos que me hagan levantar todos los días con muchísimas ganas para entrenar y dar un buen espectáculo. Pero el boxeo es muy cambiante. Hoy estamos aquí, mañana me pueden llamar para ir a pelear fuera. No me centro en un objetivo en concreto porque los planes cambian».
En este sentido, subir al límite del peso ligero no le supondría trauma alguno. De hecho, la mayoría de sus peleas sin título estuvieron muchas veces pactadas en esa división. «No sería ningún problema y también soy grande para el peso ligero. Te encontrarías rivales más grandes, con más pegada, de movilidad es muy parecido, sólo son dos kilos de diferencia». No duda de que volverá a pelear en Estados Unidos. «Tengo dos años más de contrato con DiBella. Volveré». Y seguirá residiendo en Ponferrada. Tinín sigue planificando mis entrenamientos y la parte técnica y de manoplas la trabajo con Diego Vázquez, que lleva muchos años en el mundo del K1 y el Muay Thai. Hay que sumar donde uno se encuentre a gusto, donde formes tu pequeña tribu».
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