El día que Jonathan Edwards hizo el salto perfecto
Se cumplen 30 años del récord del mundo de triple salto, una marca de 18,29 metros que se mantiene inalterable al frente del ranking
Igor Barcia
Jueves, 7 de agosto 2025, 12:18
Cuando aquel 7 de agosto de 1995 Jonathan Edwards inició su serie de saltos en el estadio Ullevi de Gotemburgo, nadie había superado jamás los ... 18 metros con viento legal en la prueba de triple. Dos intentos después, el británico había superado esa legendaria barrera en dos ocasiones y dejó establecido un récord que es historia del atletismo. Porque sus 18,29 metros se mantienen inalterables al paso del tiempo y de los grandes saltadores que le han sucedido. Muchos lo han intentado, pero nadie ha alcanzado a este británico que en Suecia hizo el salto perfecto y cuya marca ha cumplido hoy 30 años, siendo una de las más longevas del registro de plusmarcas mundiales del atletismo. «Decir que mi mejor marca personal es el récord mundial creo que es lo más gratificante de mi carrera», admitía Jonathan Edwards en una entrevista con Runner's Worlds a finales del pasado año en Madrid.
Jonathan David Edwards nació el 10 de mayo de 1966 en Westminster, Londres. Empezó muy joven a practicar atletismo, inicialmente velocidad, lo que fue clave en su progresión como saltador de triple, especialidad en la que se centró cuando era junior. Persona de fuertes creencias cristianas, su caso recordaba al de Eric Lidell, uno de los protagonistas de la película Carros de Fuego, basada en los Juegos Olímpicos de París 1924 y que no competía los domingos por respeto al día del señor.
Por este motivo, Edwards no compitió en el Mundial de Tokio en 1991 hasta que en 1993 cambió su manera de pensar respecto a competir los domingos después de hablarlo con su padre, pastor anglicano. Gracias a su decisión compitió en el Mundial de Stuttgart de ese año y fue bronce, su primera gran medalla a nivel internacional, con 17.44 metros.
Tenía 27 años, y nada hacía pensar que dos temporadas después se convertiría en el mejor saltador de triple de la historia. Pero como explicaba en un reportaje de la BBC, las mejoras que introdujo en su estilo fueron decisivas para sacar todo su potencial. Adoptó un movimiento de brazos dobles, en lugar de uno alternado, que, según él, le proporcionaba un gran equilibrio en todas sus fases y le ayudaba a mantener la enorme velocidad con la que entraba a la batida. «En 1995, en mi primera competición rompí el récord británico en condiciones muy malas en Inglaterra en Loughborough (17,58 m el 11 de junio), y luego salté 18,43 metros en la Copa de Europa de Lille», un registro que no fue válido por exceso de viento a favor pero que le colocaba como el gran favorito al oro en el Mundial de Gotemburgo y a romper la barrera de los 18 metros.
De hecho, Edwards llegó a Suecia ya como plusmarquista mundial después de saltar 17,98 metros y mejorar un centímetro la marca anterior del estadounidense Willie Banks. Pero en dicha entrevista con la BBC, el británico reconocía que no estaba nada seguro de sus opciones en el estadio Ullevi. «Me compré unas gafas de sol en el aeropuerto de Gotemburgo para taparse los ojos durante el calentamiento para que los competidores no vieran el miedo que sentía», afirmó. Pero la final de triple es historia del atletismo. En apenas 20 minutos batió dos veces la plusmarca mundial, pasando por primera vez de los 18 metros. Primero voló hasta 18,16 y luego hasta 18,29.
La marca más antigua
Su técnica después de los cambios establecidos en esa temporada le convirtieron en un saltador único. El siempre se describió «como un velocista, más que un saltador», y comparaba su contacto con el suelo «en las fases de salto-paso-salto con el de una piedra rozando el agua». Edwards tenía marcas de 6.73 en 60 metros y 10.48 en 100, lo que unidos a su técnica le permitieron volar aquella tarde.
En el primer salto se fue hasta los 6,05; en el segundo, a 5,22 y en el tercer movimiento llegó a 7,02, unos registros que nadie por supuesto había alcanzado jamás y que le permitieron llegar a esa distancia que ninguno de los saltadores que han llegado después han superado.
Preguntado por la longevidad de su récord, Edwards lo tiene claro. «El atletismo no ha seguido el ritmo de la profesionalización del deporte, lo que significa que jóvenes atletas con talento eligen otros deportes porque pueden ganar más dinero. No ofrece las mismas recompensas que otros deportes», dijo. «Si eres un joven con talento, no necesariamente elegirías el atletismo. Ciertamente no elegirías una prueba de campo donde las recompensas son menores que en la pista».
A día de hoy, el británico pertenece a un selecto club de marcas masculinas que han superado los 30 años de vida. La marca más antigua es la de Yuri Sedykh (Unión Soviética) en martillo, 86,74 metros. en 1986. Le siguen Mike Powell (EE UU), con 8,95 en longitud en 1991, Javier Sotomayor (Cuba) con su salto de 2,45 metros en altura en 1993 y el salto de Jonathan Edwards de 18.29. En mujeres, sigue inalterable ese 1:53.28 de Jarmila Kratochvílová en 800 metros realizado el 26 de julio de 1983.
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