Bragado, el marchador eterno, estará en los Juegos con 50 años tras ser octavo en el Mundial
July Takacs también finaliza octava en otro ejercicio de supervivencia en el infierno de Doha
Tiene 49 años y es el atleta más veterano del Mundial, pero también es indestructible, eterno. Jesús Ángel García Bragado completó anoche su 13ª cita mundialista en el infierno de Doha con una carrera enorme en los 50 kilómetros marcha. Octavo, otro puesto de finalista en su palmarés interminable, y un nuevo reto logrado, ya que estará el año que viene en sus octavos Juegos Olímpicos con 50 años. El atleta eterno podrá punto y final –eso dice– a su carrera deportiva en Tokio, tras cumplir a rajatabla anoche con todo lo que había trabajado a conciencia en los últimos meses para hacer frente a las durísimas condiciones de la cita de Doha. De hecho, tenía todo tan claro que sucedió tal y como él había augurado, una carrera de supervivencia, con marcas por encima de las cuatro horas –ganó el japonés Suzuki con 4.04– y donde el propio Bragado se fue a 4 horas y 11 minutos, un marchador de su talento que nunca había terminado por encima de las cuatro...
La final de 50 kilómetros fue terrible, pero aún así, no tanto como el maratón femenino de la víspera. O al menos no hubo imágenes tan impactantes ni tantas retiradas. Pero los 30 grados y la humedad estuvieron presentes en toda la prueba. Oara combatir esas condiciones, la marcha se convirtió en una galería de tácticas y estrategias de lo más variadas. Desde las gorras con hielo dentro, a las toallas a modo de bufandas al cuello también con hielos, a los peculiares gorros de los marchadores alemanes... Y agua, mucha agua. En cada paso por los avituallamientos, a cada oportunidad, todos y todas se regaban para regular la temperatura corporal y seguir marchando en el monótono circuito de La Corniche, dos kilómetros de cuerta y 25 vueltas...
Bragado había preparado como siempre la gran cita mundialista. A fondo. Sesiones dentro de la cámara de calor del ejército del aire de Torrejón de Ardoz o donde hubiera una a su disposición, la correspondiente adaptación de dos semanas en Doha, combinado con trabajo en altura, baños de agua caliente y recursos de todo tipo para adaptarse como el hecho de tomar agua con monoestearato de glicerol, que toman los bomberos en condiciones ectremas, para retener el agua en los músculos. Todo ello bajo la supervisión de Xabier Leibar, el médico que cuida del plan de trabajo de Bragado desde hace más de dos décadas.
La idea de competir estaba clara. Controlar, ser cauto, inteligente en carrera, no ir ni un segundo más rápido de lo establecido en la primera parte de carrera, y utilizar la táctica del matamoscas en la segunda, es decir, superar a todos aquellos marchadores que estaban tocados y hundidos. Y así fue. Muy lejos de la cabeza en los primeros pasos, fue remontando poco a poco, kilómetro a kilómetro. Primero entre los 20, después el 16, luego el 12, tras los 30 kilómetros ya tenía un hueco entre los diez primeros... Bragado se colocó noveno, y ahí se mantuvo sin problemas durante la parte de la verdad, y finalmente subió a la octava plaza, esa que ni sabía cuando llegó a la meta en sus decimoterceros mundiales completados. Cruzó la llegada, se fue a una esquina y preguntó: «¿Cómo he quedado?». Ni lo sabía realmente, puesto que él se había dedicado a marchar a su ritmo, dentro de su plan. Y funcionó. Octavo, finalista y pasaporte a los Juegos, salvo imprevisto. «Ha sido duro, pero era lo esperado», ha resumido desde Doha un Bragado tan cansado después de la prueba que no había podido descansar.
July Takacs también se ha ganado la plaza de finalista en la prueba femenina de 50 kilómetros. La española también había preparado a conciencia el Mundial, siguiendo los pasos de su admirado Bragado, pero en meta no terminaba de estar satisfecha con su actuación. «Tengo sentimientos encontrados. No estoy contenta con el resultado por las expectativas con las que veníamos, pero estoy contenta a nivel personal por no tirar la toalla hasta meterme finalista. Contenta por haber luchado en un día con sensaciones cero. A nivel de aclimatación no hubo problemas, creo que somos los que mejor lo hemos hecho, el problema fue muscular. No ha sido mi día, pero lo he dado todo», ha explicado. Nada más llegar, ha tenido que ser atendida por los servicios médicos por ese agotamiento muscular. Muy cerca de ella ha llegado Mar Juárez, décima en su debut, en una final que han dominado las chinas Rui Liang y Maouco Li.