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Asier Martínez celebra su tercer puesto en la final de 110 metros vallas. EFE
Asier Martínez se cubre de bronce

Asier Martínez se cubre de bronce

La progresión del vallista navarro no tiene límites y a sus 22 años da a España la primera medalla del Mundial

Igor Barcia

BILBAO

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Lunes, 18 de julio 2022, 10:51

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La progresión de Asier Martínez (27-4-2000, Zizur) no parece tener límites. El navarro crece y crece y ya está instalado en la élite mundial con solo 22 años y apenas siete de trayectoria en el atletismo. Cuando empezó la temporada 2021 al aire libre, su marca en los 110 metros vallas era de 13.70. Fue cuarto en el Europeo indoor de Torun en ese 2021, sexto en los Juegos y cuarto este invierno en los Mundiales bajo techo de Belgrado. Y ahora, con 22 años, ya es bronce mundial, de donde se marcha con una marca de 13.17, y ha dado al atletismo español una gran dosis de confianza en esta cita de Eugene. De momento, es la primera medalla de España en este Mundial, el mismo color y la misma prueba de la última, el tercer puesto de Orlando Ortega en Doha 2019.

Las circunstancias de la final han ayudado al navarro, como ha reconocido en la zona mixta, pero el talento lo lleva de serie y le permite hacer cosas como la de anoche, en una carrera pletórica que le ha llevado a un bronce que le sabe a gloria. «No se cómo describir este momento, aún no me lo creo. Después de la retirada para mi sorpresa de Parchment y la salida nula de Allen, he hecho cálculos y he pensado que podía luchar por las medallas. Siempre he tenido los pies en el suelo y sé que esta medalla ha llegado por ciertas condiciones ajenas a mí. Yo la he peleado y creo que me la he ganado pero por supuesto no hay que negar que había grandes favoritos que por un motivo u otro han fallado», ha declarado en la zona mixta el vallista de Zizur tras esa tercera plaza tras los estadounidenses Grant Holloway (13.03) y Trey Cunningham (13.08), que prolongan la reconquista de Estados Unidos en este Mundial.

Martínez se refería a la lesión que ha sufrido en el calentamiento el campeón olímpico Hansle Parchment, en lo que suponía el primer golpe de efecto de cara a la final de los 110 metros vallas. Pero todavía quedaba otro momento clave. Porque el líder del año Devon Allen, en la que iba a ser su última prueba antes de dar el salto a la NFL (fútbol americano), resultada descalificado por salir 99 centésimas después del disparo, es decir, por una centésima.

«He salido muy bien. Ha sido una salida típica en mí, porque he entrado muy fuerte en la primera valla y luego he hecho una carrera limpia y muy buena así que muy contento porque esto es un sueño para mí. Eso lo he gestionado bien. Han sido dos segundos en los que me he dado cuenta que realmente podía sacar medalla. Era muy difícil ganar a los dos americanos que quedaban, y así se ha visto porque eran muy superiores, pero no veía a los otros rivales superiores a mí. En la calle ocho no tenía referencias pero ya en meta giro un poco la cabeza y veo que entro tercero. Ese momento ha sido una descarga de emociones. He gritado... no sé, no sé, es que es un momento muy difícil de describir con palabras», reconocía Asier Martínez. Aunque lo intentó, al «no ser de lágrima fácil» no le salía llorar, manifestaba el de Zizur.

Una felicidad indescriptible

De nuevo como en Tokio, el resultado fue superior a las expectativas. «Antes de venir firmaba la final muy contento. De hecho, superar las semifinales me había dejado ya muy tranquilo porque había cumplido de sobra. Hablaba con mi familia, con mis amigos y con todo mi entorno que me estaba apoyando desde Iruña, porque para ellos ha sido también algo increíble, y más en las horas que son allí. La verdad es que no puedo describir esto con palabras».

Martínez dedicó el bronce a su gente y en especial a su entrenador, el francés François Beoringyan, el hombre que vio a aquel chaval espigado saltar altura en la pista de Larrabide (Pamplona). «Tenía 16 años y ahí empezó la aventura», recuerda su técnico, que le llevó al mundo de las vallas donde su madre Elena Etxarte había destacado. Beoringyan fue el encargado de pulir a la joya de Zizur Mayor hasta llevarla a la élite gracias a esa capacidad física y técnica que tiene sobre los obstáculos pese a ser miope, con dos dioptrías en cada ojo. «No veo muy bien, pero tampoco pasa nada porque al final los 110 vallas son una carrera muy mecánica. Todo está medido», respondía cuando se le preguntaba porqué no usaba gafas o lentillas.

Estudiante de Ciencias Políticas en la UPV, esta temporada ha decidido hacerlo online para tener más tiempo de entrenamiento y no tener que desplazarse hasta Bilbao. Entre su pueblo y la pista de Larrabide pasa sus días, aunque siempre que puede desconecta junto a su inseparable cuadrilla de amigos, «unos unos colgados que son completamente distintos a mí, a los quiero y que crean el ambiente que más me ayuda», según su propia definición.

La gran jornada del atletismo español no se detuvo con Asier Martínez. Mohamed Katir, Ignacio Fontes y Mario García Romo estarán en la final de los 1.500 metros, algo que no sucedía para España desde 2003 y que lleva al atletismo nacional a grandes épocas pasadas para el mediofondo.

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