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fernando j. pérez
Sábado, 24 de febrero 2018, 00:44
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Alex Txikon y su equipo se han visto obligados este sábado a volver al campo base al producirse un cambio radical en la previsión meteorológica, con vientos de hasta 100 kilómetros por hora en la cumbre. La ventana de buen tiempo prevista entre los dias 24 y 25 de febrero a la que lanzaban el intento, sufre un brusco cambio y ha complicado muchísimo la situación hasta estar fuera de peligro.
Txikon y su equipo avanzaban del campo 3 a 7100 metros hacia el campo 4 a 7.950 metros cuando se han dado cuenta d la previsión meteorológica que se preveía. «Debemos bajar ya si no queremos perder todos los dedos o que alguien se quede por el camino, está muy peligroso», ha afirmado el alpinista a través del walkie. Por suerte, todos los miembros se encuentran a salvo descendiendo a campo case.
Alex Txikon quiere convertirse en el primer ser humano en hollar el Everest (8.848 m.) en pleno invierno y sin la ayuda de oxígeno artificial. La suerte está echada para el alpinista vizcaíno, que ayer se plantó junto a sus compañeros de expedición, en el campo 3, a 7.300 metros de altitud.
«Los partes dan vientos de entre 40 y 50 kilómetros por hora por arriba. Ese es nuestro límite. Hasta ahí podemos soportar», explicaba ayer Alex a través del teléfono satélite, ya metido en el saco dentro de la tienda del campo 3. «De todas formas, los partes están variando bastante al menos en cuanto a la intensidad del viento. Unos días dicen una cosa y al día siguiente otra. Y nosotros lo estamos comprobando aquí. No son vientos sostenidos. Son racheados y que frecuentemente varían de dirección. Eso es una pequeña ventaja, aunque es un arma de doble filo que obliga a estar muy atento porque si una racha de esas te pilla desprevenido te puede levanta por los aires con todo el ‘trapo’ que llevamos», añade, en referencia a toda la ropa que llevan puesta para protegerse del frío.
En todo caso, si algo tiene claro el alpinista vasco es que «no nos vamos a quedar sin intentarlo». Dicho y hecho. Tras la jornada de descanso del jueves en el campo 2, que de asueto tuvo más bien poco -«pasamos un frío terrible. Hemos estado a -35º, soportando nieve, viento todo el día y sin ver el sol ni un minuto»-, el equipo se puso en marcha ayer a primera hora de la mañana camino del campo 3. En apenas cuatro horas ya estaban en las tiendas, instaladas a 7.100 metros en mitad de la pared del Lhotse, el ochomil vecino del Everest. «Nos hemos encontrado muy bien y hemos subido a buen ritmo teniendo en cuenta todo el periodo de inactividad de las últimas semanas por el mal tiempo. Y eso que yo llevaba una mochila con 14 kilos de peso», apostillaba. «Nada que ver, de todas formas, con las de los sherpas, que pesan 20 kilos», aclaraba. Y es que a su material personal y de escalada, los nepalíes añaden dos botellas de oxígeno cada uno para usar a partir del Collado Sur.
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