Jon Rahm y Ryan Palmer posan con el trofeo y los cinturones de ganadores del Zurich Classic. PGA

Jon Rahm ya tiene su séptimo título

El de Barrika conquista junto a Ryan Palmer el Zurich Classic en una jornada final en la que nunca cedieron el liderato en New Orleans

Domingo, 28 de abril 2019 | Actualizado 29/04/2019 01:24h.

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Van siete. En tres años.Farmers Insurance, Irlanda y Dubai en 2017; CareerBuilder, Open de España y Hero Bahamas el pasado año; y ayer ... el título que se le resistía este curso. En una modalidad compleja como es jugar en pareja, donde es necesario que se engranen dos maquinarias, Jon Rahm conquistó su séptima corona profesional. Y pudo compartirla con un compañero con el que formó una extraña pareja que desde el minuto uno mostró estar bien compenetrada. Ryan Palmer no pudo contener su emoción cuando se abrazó al de Barrika, «la mejor pareja de juego que hubiera podido imaginar tener», le elogió.

No era baladí la trayectoria de Rahm este calendario como destacado coleccionista de Top10. Ayer era la segunda vez, con el The Players, que iniciaba el domingo como líder. Esta vez no falló, no permitió, con Palmer mano a mano, que nada se interpusiera en su camino. Su coequipier de Amarillo (Texas) jugaba por él y su simbología. La historia de un jugador que tuvo que aparcar su carrera un par de años atrás para atender a su familia. Su esposa, Jennifer, le comunicó por teléfono durante un torneo que el resultado de la mamografía realizada no era el esperado. Cáncer. El núcleo familiar cerró filas. Con dos hijos pequeños que atender y su compañera en plena batalla, el golf era lo de menos.

'Jen' ganó el combate y Ryan ayer pudo llorar feliz al volver a sentir la dulzura del triunfo. Lo hizo hasta físicamente porque el equipo llevó a cabo una idea divertida para empatizar. Adam Hayes, caddie del vizcaíno, iba bien provisto de 'Skittles', pequeñas piezas de chocolate tuneadas con todos los colores del arco iris. Cada birdie, uno por barba. Durante los cuatro días de competición en el TPC Louisiana acabaron zampando 28. Dos bogeys llevaron la tarjeta final a un -26 que certifica los méritos de un dúo estable, sin jerarquías, con una línea de trabajo y juego atendiendo a una táctica acertada. En las rondas 'Fourballs' del jueves y sábado, con cada jugador golpeando su bola, dependiendo de lo acertado de cada salida o approach se iban tomando decisiones sobre la agresividad a emplear. Bajo el formato 'Foursomes' (bola única con golpeo alternativo) Rahm y Palmer mostraron más eficacia que el resto. El viernes habían sido los mejores y ayer, partiendo como colíderes, aprovecharon la ventaja que se les planteó en el hoyo inicial. Mullinax y Stallings claudicaron con un bogey que daba un golpe de margen a la pareja de Barrika y Amarillo. No sólo no la obviaron sino que con el birdie de la segunda bandera ampliaron a dos golpes el margen de seguridad y fue un maná para los a la postre campeones.

Nunca lo pasaron mal, pero tampoco podían dejar de mirar por el retrovisor. Un eagle de García y Fleetwood en el 7 les metía en la pelea al tiempo que Rahm y Palmer entraban en una etapa sin recompensas pese a merecerlas. Cuatro putts de menos de tres metros entre los hoyos 5 y 8 que se saldaron con un bogey en el 6. La renta se reducía a un golpe y crecían los perseguidores. Ni rastro de agobios, nerviosismo o dudas. El juego permanecía sólido, sacrificando calles por evitar el agua o zonas de conflicto.

Presión para los rivales

En el 10, nacimiento del 'back nine', Rahm y Palmer metieron la directa. Birdie que coincidió con fallos de sus directos rivales. La presión afectaba a la competencia y desde el 11 el margen nunca bajó ya de los tres golpes. Pudo Rahm sentenciar con una genialidad en el 13 cuando un approach desde 63 metros rozó el eagle. La bola picó junto a la bandera y dio tres pequeños botes, el segundo físicamente sobre el agujero. Entró en caja ese birdie y el siguiente un par 3 que el de Barrika también agujereó con una prodigiosa salida. Quedaban atrás los contados aprietos vividos, en los que el putter de Palmer se mostró imperturbable. Y el vizcaíno aportó también con el mando a distancia desde distancias casi temerarias. Un acierto de siete metros en el 15 para par cerró cualquier duda.

Ahora una semana de descanso en casa y otra de entrenamiento, y al PGA, el segundo 'major' del año.