Rahm lucha para no bajarse del tren en el Memorial

Todo lo que podía salir mal salió mal en una ley de Murphy despiadada que no dio ni un solo respiro al jugador número dos del ranking mundial. Qué sufrimiento en las salidas, qué exigencia en las proximidades de los hoyos, qué hostilidad de las banderas, qué desolación con el putter. Pero ni siquiera en un escenario tan inmisericorde se desvinculó de su bolsa de palos. Asumió que era un día en el que tocaba batallar contra sí mismo para encontrar un momento que pudiese cambiar la dinámica. Luchó y luchó sin descanso, incluso cuando los líderes parecía que se alejaban irremediablemente, pero no obtuvo recompensa alguna. Esta vez la tenacidad y la paciencia no se canjearon por birdies que sirvieran para darle la vuelta al recorrido.

Tanto remar con ahínco en la adversidad le sirvió al menos para firmar una tarjeta de 74 golpes, dos sobre el par, para un total de menos dos en el cómputo global de esta cita de Dublin. Pero el gasto de energía mental fue superlativo y habrá que ver hasta qué punto puede afectarle en la ronda decisiva. Sólo consiguió ganar un hoyo, el 7, y fue penalizado con bogeys en el 1, el 7 y el 11. Terminó en la posición 23 a cuatro impactos de los colíderes, David Lipsky, Kim y Rory McIlroy. Está lejos, sí, obligado a completar una jornada perfecta, también, y por supuesto hay rivales de muchos quilates en la zona alta de la tabla, como McIlroy y Viktor Hovland, entre otros. Pero si con el día tan aciago que tuvo ayer fue capaz de sostenerse sobre un alambre de espino, hoy todo es posible. Que se lo pregunten a Collin Morikawa, a quien derrotó con una remontada espectacular en enero en el Torneo de Campeones de Hawái cuando el estadounidense ya rozaba el trofeo con las manos.

Encajar el golpe será muy duro porque a nadie se le escapa que el Memorial antecede al Abierto de Estados Unidos, el tercer 'Major' de la temporada, y que salir de Ohio con buenas sensaciones es un plus para afrontar la gran cita de Los Ángeles de mediados de mes. Por eso lo que ocurra hoy va más allá del resultado final. El vizcaíno perdió dieciséis puestos en la clasificación y vivió instantes muy amargos. Tuvo una oportunidad clara para birdie en el 14 y la desaprovechó. Más complicado de digerir fue lo que sucedió en el 17. El de Barrika se fue desde la salida a un bunker y convirtió la arena en polvos mágicos para enviar la bola al green y dejarla a poco más de un metro del hoyo. El campo no puede ser tan cruel, debió pensar. Pero sí lo fue y la bola no entró. Hoy, a partir de las 16.55 horas, compartirá el partido con Scottie Scheffler. Casi nada.