Rahm aguanta el pulso en México
Los hoyos 9 y 10 frenaron en seco la progresión del número uno del mundo, que logró rehacerse para darse una oportunidad el fin de semana
Tony Finau había firmado una tarjeta brillante de 64 golpes, siete bajo par, en el turno de mañana y había puesto muy caro el Open ... de México con un menos trece en el cómputo global que presionaba, y mucho, a los rivales que jugaban por la tarde. Y Jon Rahm, amigo del estadounidense y defensor del título conseguido en Puerto Vallarta el pasado año, era uno de ellos.
Con el viento procedente del Pacífico soplando con fuerza y con la obligación de sellar un 'pasaporte' de altura para mantenerse en los puestos cabeceros que le mantuvieran cerca del eventual líder, el vizcaíno arrancó desde el tee del 1 con Emiliano Grillo y Alex Noren como compañeros de partido con muchos deberes por delante. El contexto y el escenario obligaban al número uno del mundo a sacar lo mejor de sí mismo si quería aspirar a levantar este domingo el trofeo en esta nueva cita del PGA Tour. Terminó con menos tres en la jornada para un menos siete total que le situó decimosegundo en la clasificación.
Lo que le ocurrió al de Barrika entre los hoyos 6 y 12 define a la perfección lo que es el golf, un deporte imprevisible en el que los cálculos suelen quedar en papel mojado en cuestión de minutos. Rahm se subió en esas siete banderas en una montaña rusa de ascensiones y descensos escalofriantes que primero le elevaron con fuerza y después le bajaron a la misma velocidad antes de recuperar la estabilidad. El flamante ganador de la chaqueta verde encadenó un eagle –con un putt estratosférico de unos catorce metros– y un birdie en los hoyos 6 y 7 que presagiaban una vuelta saneada y sostenida para seguir en el mirador de los puestos nobles. Una sensación que se acrecentó en el 8 con un tiro a green extraordinario que dejó el birdie casi hecho. Sin embargo falló ese putt y las dos siguiente banderas le frenaron en seco cuando su transitorio menos siete apuntaba a cotas muy altas.
Increíble lo que le sucedió en el 9, un par tres corto con una bandera muy bien protegida que el viento en contra complicó sobremanera. El primer golpe se le fue al agua y el tercero, ya con penalidad, al bunker. Después dos putts para firmar un doloroso doble bogey por inesperado y por el momento en que se produjo. Y es que el siguiente hoyo del recorrido, el 10, es uno de los más difíciles del campo y el vizcaíno sufre siempre que lo juega. Cayó un bogey. Todo lo conseguido se había esfumado en un parpadeo. Vuelta a empezar con ocho banderas por conquistar por delante.
Y fue en este punto donde Jon Rahm volvió a dejar patente que su fortaleza mental es inigualable. Los nubarrones le acechaban y a pesar de todo logró enlazar dos birdies en las banderas 11 y 12 con los que demostró que aún no había dicho la última palabra. Después sumó otro en el 14 que le acercaba poco a poco al objetivo... Y de repente bogey en el 16. Y un nuevo birdie en el 18. Montaña rusa que obliga a la remontada.
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