Los mejores y los peores hoyos para Rahm en el recorrido de Augusta
En sus seis apariciones en el Masters el vizcaíno ha sacado el máximo rendimiento en las calles y los greenes del 2 y el 3 y ha sufrido en el 12 y el 18
Jon Rahm ha participado seis veces consecutivas desde 2017 en el Masters de Augusta y siempre ha conseguido superar el corte, además de acumular cuatro ' ... top ten'. Son cifras que en un deporte tan cambiante como el golf hablan de fiabilidad y regularidad en un recorrido de máxima exigencia e inmisericorde con los errores. El hecho de que haya disputado las cuatro vueltas en todas sus apariciones permite repasar sus resultados en cada hoyo y establecer un ranking de cuáles se le dan mejor y cuáles peor, aunque con la cautela a la que obliga una disciplina en la que las estadísticas suelen ser efímeras. Dicho de otro modo: un jugador puede firmar un eagle en un par 5 y al día siguiente venirse abajo con un doble bogey en la misma bandera y en idénticas condiciones de temperatura y viento.
El campo levantado hace casi nueve décadas en una finca de Georgia y que a día de hoy es uno de los principales templos del golf tiene diez pares cuatro, cuatro pares cinco y otros tantos pares tres. Dentro del primer grupo, el vizcaíno ha sacado el máximo rendimiento en el hoyo 3. El golpe desde el tee obliga a ir recto y quedarse un poco corto para evitar la isla de bunkers colocada estratégicamente en la zona de la izquierda. Superado este obstáculo, el ataque al 'trapo' es diáfano. El de Barrika ha acumulado un menos siete las 24 veces que ha visitado este green.
El que peor se le da con un más cinco total es el 18, el segundo más difícil de un trayecto que se puede hacer eterno si las cosas no van bien. Hay que pegarle con potencia desde el tee y los bosques de ambos márgenes estrechan y ensombrecen una calle muy poco receptiva. Buscar después la bandera tiene su aquel porque los dos bunkers que la protegen son una amenaza evidente y la recuperación cuesta un mundo.
El arroyo y el bosque
El comportamiento en la última bandera suele estar siempre condicionado por lo que ha sucedido en el resto de la jornada: se tiende a ser conservador cuando la tarjeta es saneada y arriesgar al máximo si el 'pasaporte' muestra muchos números en rojo. El cansancio después de cinco horas de juego también es un factor a tener en cuenta.
Los pares tres son sinónimo de padecimiento en Augusta. Rahm ha salido airoso con el par en el 16, un hoyo precioso en el que la bola debe volar por encima de un lago para encontrar el green. Pero en el resto lo ha pasado mal. Sobre todo en el 12, en pleno corazón del Amen Corner, en el que según la tradición los golfistas se santiguan si logran pasarlo sin demasiada penitencia. El profesional número tres del mundo sólo ha conseguido un birdie en este enclave, que le ha castigado con tres bogeys y dos doble bogeys. Los aficionados rugen en este punto en una grada a rebosar en la que abundan los prismáticos para poder ver un green que asusta por su reducido tamaño y porque está blindado por el arroyo Rae, dos arenales y un bosque a la izquierda por el que el caprichoso viento se cuela entre los árboles para agravar la dificultad.
En cuanto a los hoyos más largos del campo, Rahm exprime como nadie el par 5 del hoyo 2, a priori el más fácil del Masters a tenor de lo ocurrido la pasada edición. El vizcaíno le arrancó nada menos que doce birdies y tres eagles. En el otro lado de la balanza está la bandera número ocho, menos veces conquistada.
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