Rahm cierra la primera jornada del Masters con la ilusión intacta

Rahm pudo acabar mejor, pero el haber tenido un comienzo superior al del defensor del título, Dustin Johnson (74), da para seguir pensando en que el objetivo de coronar el primer Grand Slam está a su alcance.

La primera jornada del Masters siempre merece los mayores respetos, especialmente si los organizadores del torneo han decidido endurecer un campo que ya de por sí es considerado tan cautivador como escabroso. A Rahm, sin embargo, hoy en día no le asusta ya ningún recorrido, y mucho menos una prueba grande, que lleva persiguiendo desde hace cinco años. Es consciente que de ganarla significaría su ascenso al Olimpo de este deporte. Como padre feliz que es desde la pasada semana, afrontó el primer recorrido en el Augusta National Golf Club con la paciencia necesaria, el grado de competitividad que caracteriza su carrera y la firme convicción en las posibilidades que tiene de inscribir su nombre con mayúsculas en la historia de este gran torneo.

Nada fue igual al primer día del Masters pasado para ninguno de los 88 participantes. Sobre todo para Johnson, actual número uno del mundo, favorito de toda la crítica golfística y el hombre que pulverizó el récord del campeonato con 20 golpes bajo par en 2020, una edición que, obligada por la pandemia, se disputó en el mes de noviembre y en unas condiciones especiales. Johnson, que ganó el título gracias en parte a una primera vuelta con 65 golpes, ayer se estrenó con 74 (2 sobre par). No está perdido, pero en las apuestas seguro que su condición de favorito se ha reducido..

En las dos últimas ediciones Rahm siempre comenzó con 69 golpes. Ayer tuvo en su tarjeta la posibilidad de acabar por debajo del par del campo (72), pero un bogey en el último hoyo impidió que su resultado fuera mejor. Su comienzo fue sólido. Un birdie en el hoyo 2 lo llevó a permanecer por debajo del sinuoso recorrido del Augusta National hasta el hoyo 8, en el que necesitó tres putts para volver a estar empatado con el recorrido. Tuvo oportunidad para un eagle en el 15, pero necesitó cuatro golpes. Otra vez estaba entre los pocos que le ganaban al campo. En el 18 falló, pero acabó con la cabeza alta y las esperanzas intactas.

Justin Rose fue el único jugador que domó el durísimo recorrido del Augusta National. El campeón del US Open en 2013 y oro olímpico en 2016 comenzó con mal pie. Un bogey en el hoyo 1 y otro en el 7 lo tuvieron lejos de la cabeza. Pero a partir del 8 encadenó un eagle y siete birdies para una tarjeta de 65 golpes que lo sitúa como firme aspirante al título.

Pese a la notable ventaja de Rose, Rahm y Jordan Spieth, campeón en 2015, finalizaron la primera jornada como los principales opositores al inglés después de que solo once jugadores de los 88 participantes consiguieran bajar del par del campo. La esperanza de Rory McIlroy, el norirlandés al que solo le falta ganar el Masters para completar los títulos de los cuatro grandes, se fundió en este primer recorrido. Acabó con 76 golpes.

José María Olazábal, doble campeón del torneo (1994 y 1999), aparece, a sus 55 años, con su mejor resultado en las últimas cinco ediciones, en las que no había pasado el corte. El guipuzcoano, muy concentrado y con un juego muy regular, finalizó con 75 golpes (3 sobre el par) que le permiten aspirar a pasar hoy el corte eliminatorio.

Sergio García, campeón en este campo en 2017, tampoco tuvo un día muy bueno. El castellonense, que no pudo jugar la edición pasada del Masters por culpa de su positivo por covid, sufrió desde el comienzo. Bogey en el hoyo 1, en el 2 y en el 4. En la segunda vuelta encadenó seis pares seguidos y un birdie en el 16 para cerrar en el 18 con un golpe más del par. Sus 76 golpes lo ponen a la altura de Johnson y McIlroy, pero mucho tendrá que mejorar si quiere seguir en el torneo.

El peor resultado lo presentó Larry Mize, de 62 años y campeón en 1987, que acabó con 84 golpes, doce más que el par del campo. Mize solo pudo conseguir igualar el par de seis hoyos. El resto fueron bogeys y doble bogeys.