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Sarabia marca de penalti el gol de la victoria de España. Aris Messinis (Afp)
España da un paso de gigante hacia el Mundial
Mundial | Fase de clasificación

España da un paso de gigante hacia el Mundial

Su victoria en Grecia y la inesperada derrota de Suecia en Georgia le dejan a un solo punto del billete directo para Catar

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Viernes, 12 de noviembre 2021, 00:07

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España conquistó anoche la capital de Grecia y puso rumbo a Catar. Media hora antes de que sus futbolistas pisaran el césped del majestuoso y anoche desangelado Olímpico de Atenas el grupo había saltado por los aires con la inesperada derrota de Suecia (2-0) en Georgia. La selección tenía que salir a ganar en territorio heleno, sí, la puesta en escena no debía sufrir alteraciones, pero el batacazo de los escandinavos le había cargado una bala en la recámara con la que nadie contaba. Después de tanto sufrimiento en una fase de clasificación plagada de vicisitudes no se podía desperdiciar un regalo así en el momento preciso.

Grecia

Vlachodimos, Androutsos, Goutas, Tzavellas, Tsimikas, Giannoulis (Limnios, min 67), Siopis, Bouchalakis (Pelkas, min. 78), Mantalos, Masouras (Tzolis, min. 46) y Pavlidis (Douvikas, min. 46).

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España

Unai Simón, Carvajal, Laporte, Iñigo Martínez (Azpilicueta, min. 89), Gayá, Rodri, Gavi (Busquets, min. 65), Koke, Raúl de Tomás (Rodrigo Moreno, min. 57), Morata (Fornals, min. 65) y Sarabia (Dani Olmo, min. 57).

  • Gol: 0-1: min. 26, Sarabia, de penalti.

  • Árbitro: Szymon Marciniak (Polonia). Amonestó a Siopis, Sarabia, Tsimikas, Goutas, Carvajal y Tzavellas.

  • Incidencias: Partido correspondiente a la fase de clasificación del Mundial de Catar, disputado en el Olímpico de Atenas ante unos 5.000 espectadores.

Una victoria encaramaba al liderato al equipo de Luis Enrique y le permitía reservar los billetes al Emirato porque un punto ante los suecos en el último partido era suficiente. Se trataba por tanto de salir con la máxima concentración, evitar fallos groseros y dejar que la calidad y el oficio hablaran en el terreno de juego. Perder o empatar tenía en realidad el mismo valor porque obligaba a La Roja a sumar un triunfo ante los nórdicos el domingo en Sevilla para esquivar la tan temida repesca que, pase lo que pase, está garantizada. El triunfo supuso por tanto un paso de gigante hacia el Mundial a falta de la certificación definiva en La Cartuja.

Hubo dos Españas en Atenas. La de la primera parte transmitió seguridad y convicción, con transiciones pausadas cuando el choque necesitaba lentitud y con aceleraciones controladas cuando el guion exigía velocidad y desborde. Buena culpa de ello la tuvieron Laporte y sobre todo Iñigo Martínez, quien por momentos se convirtió en un centrocampista más para aprovechar las rupturas de Gayá, inconmensurable en la banda izquierda con sus penetraciones y sus envíos al corazón del área. El central del Athletic estuvo en todas. El penalti que abrió las puertas del triunfo en el minuto 26 se lo hicieron a él. Sarabia lo transformó y el gol dibujaba el escenario perfecto para La Roja. No se le podían poner mejor las cosas.

En la segunda mitad, sin embargo, Grecia salió con el objetivo claro de convertir el campo en una guerra de guerrillas y la selección cayó en la trampa durante bastantes minutos. Los helenos, más cómodos en las batallas de trinchera y muy agresivos en labores de recuperación -a veces en exceso, con entradas fuera de lugar-, llegaron con más asiduidad a las zonas de peligro, aunque es verdad que no tuvieron ocasiones manifiestas para batir a Unai Simón

En esa fase la desesperación de Luis Enrique fue en aumento hasta convertirse en un cabreo monumental. Era difícil comprender que los mismos jugadores que habían sido capaces de circular la pelota con criterio se metieran en barullos innecesarios, abusaran del pelotazo y dieran un paso atrás ante los desmadejados ataques de sus rivales. A pesar de todo España salió airosa, se recompuso y en el tramo final volvió a ser fiel a su esencia para dejar morir el partido y fijar ya la mirada en el duelo ante Suecia. Vale el empate, pero el técnico asturiano anunció que los suyos no van a especular y que saldrán a ganar.

La desconexión transitoria en el segundo período es el único pero que se le puede poner a un grupo que cada vez funciona mejor como equipo y que ha sido capaz de superar todas las adversidades a pesar de las bajas. Nunca ha habido un once tipo en la era Luis Enrique -ante Grecia debutó Raúl de Tomás, el futbolista número 28 que lo hace con el entrenador gijonés- y sin embargo da la sensación de que todos sus hombres reman en la misma dirección, son ambiciosos y tienen la lección aprendida. Falta, eso sí, un punto de madurez que evite complicaciones gratuitas y apagones inexplicables. Grecia demostró ser un rival menor, pero perder las pilas del mando cuando ha sido tuyo desde el principio puede ser letal en el futuro ante adversarios de mayor rango.

El delantero del Espanyol pudo estrenarse como goleador a los quince minutos tras una entrega magistral de Koke. Tenía un mano a mano con el portero, pero dudó -quizás pensó que estaba en fuera de juego- y desperdició una gran oportunidad. Poco después tuvo otra, pero el portero griego reaccionó bien a su disparo a la media vuelta. Por fortuna el panorama se despejó poco después con el penalti a Iñigo Martínez. Tocaba aguantar y se consiguió. España no falta a un Mundial desde 1978.

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