Arenas y Barakaldo empatan en un frenético derbi

No le faltó nada al derbi entre el Arenas y el Barakaldo. Ambas escuadras vizcaínas protagonizaron un duelo de emociones fuertes y alta intensidad, que terminó con reparto de puntos (1-1), gracias a un auténtico golazo de falta directa de Pablo Santiago justo antes del pitido final. Las aficiones de los dos conjuntos abarrotaron la grada de un Gobela que siempre exige muchas batallas y que atestiguó un partido vibrante entre dos equipos que no se amilanan, siempre miran hacia delante y que apuntan a estar arriba si siguen en este rumbo.

Se presentaba un duelo con todas las espadas en alto entre dos escuadras vizcaínas que habían mostrado muy buenas sensaciones en su estreno. Por un lado, el Arenas fue uno de los dos únicos equipos del grupo que logró vencer a domicilio -0-2 frente al Utebo-. Por otra parte, el Barakaldo llegaba a Gobela después de barrer al San Juan, al que le endosó un set (6-0). Además, los fabriles debían defender su hegemonía en un terreno totalmente distinto a Lasesarre, por lo que debían demostrar que dominaban otro registro que no fuera atacar los espacios.

Manu Calleja realizó dos sustituciones respecto al once de la primera jornada: entraron Alfaro y Baqué por Arenal e Iglesias. Mientras, Imanol de la Sota hizo un total de cuatro cambios, en pos de adaptar su alineación a las estrechas dimensiones del estadio getxotarra. De Jesús, Borja García, Pacheco y Cortezón fueron de la partida en detrimento de Pedernales, Aimar, Buján y Orozko. Con todo ello, el inicio del choque fue el esperado por todos. Reinó el juego directo, las constantes disputas, balones divididos, juego aéreo y, en definitiva, un fútbol muy físico.

Durante los primeros compases, el cuadro local se sintió más cómodo en ese guion. Sin llegar a cumplirse el primer minuto de encuentro, Baqué pudo abrir la lata a la media vuelta, tras un saque de banda colgado al área, pero Tena demostró por qué el curso pasado fue el zamora nacional con una gran acción de reflejos. La segunda ocasión también la protagonizaron los rojinegros, con un disparo seco por bajo de Valiño al cumplirse el primer cuarto de hora, que repelió de nuevo el portero de los gualdinegros.

El esférico pasaba de área a área con mucha rapidez en un partido que no permitía pestañear. La primera oportunidad clara de los fabriles fue obra de Pacheco en un rápido contraataque con el que llegó casi hasta el área pequeña, pero su tiro salió desviado. La mala noticia del día fue la lesión de Urki Txoperena, que se retiró cojeando a los 28 minutos, siendo sustituido por Pablo Santiago. El encuentro no tenía ningún tipo de control y el abanico de posibilidades estaba totalmente abierto. Cualquier error podía desequilibrar la balanza.

Ese fallo llegó justo antes del descanso. Daiki Niwa abrió los brazos en un salto en el área, impactando en la cara de Cortezón. El árbitro pitó penalti. Huidobro fue el encargado de lanzar la pena máxima que detuvo Hodei Oleaga con una soberbia estirada. Todo continuaría igual de cara a la segunda mitad: dominio alterno y más llegadas del Arenas. En el 55, Leiza probó suerte con un tiro lejano que atrapó Tena. El portero de los baracaldeses, que fue uno de los nombres más destacados, sacó poco después una acción crucial de Valiño, que cuerpeó con la defensa hasta toparse solo frente al irundarra.

A pesar de los numerosos intentos de los locales por estrenar el marcador, el electrónico no se movía. Parecía imposible batir a Tena. No obstante, Tascón necesitó solo cuatro minutos sobre el verde para hacerlo. A raíz de una jugada por banda derecha que prolongó Álvaro Iglesias con una especie de chilena desde el primer palo, el delantero de Uribarri solo necesitó empujarla para enviarla al fondo de las mallas. El tramo final fue apoteósico, con mucha tensión dentro y fuera del terreno de juego.

Todo parecía indicar que el Arenas terminaría con la imabtibilidad del Barakaldo. No obstante, en mitad de ese caos y justo antes del pitido final, Pablo Santiago salvó a los suyos con un excelso gol de falta directa desde la frontal del área que hizo enloquecer a los centenares de hinchas baracaldeses desplazados hasta el feudo getxotarra.

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