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Fernando Romero
Lunes, 31 de marzo 2025, 18:44
Tres son las jornadas que lleva el Amorebieta sin perder, pero también sin ganar. Y eso, a estas alturas de temporada, empieza a no ser ... ya suficiente. Tres empates consecutivos, a cada cual con un sabor más amargo, que han devuelto a los zornotzarras al último escalón de la tabla. Y lo que es peor, con un margen de maniobra para, valga la redundancia, obrar lo que sería casi un milagro cada vez más escueto.
Ocho son las jornadas que restan para que la temporada baje el telón, ocho son los puntos que deben remontar los de Natxo González si quieren salvar el curso. Y la categoría. El billete para subirse al tren de la permanencia está cada vez más caro y los azules han dejado escapar buenas opciones para haberse subido a él. Incluso de haberlo hecho en un vagón preferente.
El calendario les había otorgado la posibilidad de encadenar dos duelos en Urritxe, un fortín que ya no lo es tanto, así como enfrentamientos ante rivales directos. De esos de 'su liga'. Los dirigidos por Natxo González tenían en su mano poder haber dado un importante salto y coger impulso para el tramo decisivo. Pero no ha sido así.
El empate ante el Andorra fue un mal menor. El cosechado ante Osasuna Promesas, una oportunidad perdida. Y las tablas de este pasado domingo ante la Gimnástica Segoviana, directamente un mazazo. Los tres, además, y como tantos otros encuentros a lo largo del año, tienen un denominador común: los goles rivales llegaron tras importantes despistes defensivos. Erik Morán anotando a placer en el área pequeña un córner, Espejo rematando en punto de penalti una falta botada desde el círculo central, Berlanga sacando provecho de un fallo encadena de un balón que venía desde campo segoviano…
Acciones todas ellas que dan al traste con el voluntarioso trabajo de un Amorebieta que es un querer y no poder. Un quedarse a medias constante que no le está dejando progresar y que, lentamente, vaya perdiendo terreno. El domingo, en La Albuera, fue más o menos eso lo que le pasó. Con un renovado dibujo táctico, dejando atrás la línea de cinco atrás, y una vocación claramente más ofensiva, el Amorebieta dominó buena parte del encuentro, acogotó a una Gimnástica sorprendida por el planteamiento de los zornotzarras. Pero le falto creer más en que podía lograr esa anhelada primera victoria lejos de casa de toda la temporada.
«Desde mi punto de vista, hemos sido superiores en sesenta minutos, pero no lo hemos transformado en goles», lamentaba Natxo González, con cierta resignación. «Sabíamos cómo nos podían apretar y cómo podíamos encontrar los espacios libres, al hombre libre. Hemos tenido buenas llegadas, algunas opciones buenas para ponernos por delante. Pero nos ha faltado más todavía. Podíamos haber generado más si hubiéramos decidido mejor en los últimos treinta metros», proseguía.
Consciente de que el empate no servía de demasiado, el técnico alavés incidía en que «quedan 24 puntos, que son muchos puntos, pero poco margen hay ya». «No podemos esperar mucho más. Ya andamos apurados. Por lo tanto, el siguiente partido será decisivo», advertía. «Aquí hay mucha tela que cortar todavía. Pero no estamos a dos puntos de la permanencia, estamos a bastantes más. No es una situación fácil, pero sin duda alguna vamos a pelearla».
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