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javier beltrán
Jueves, 13 de enero 2022, 12:55
«Vamos tirando como se puede...», lanza Gorka Santamaría, exdelantero del Bilbao Athletic integrado en un CD Badajoz que zozobra, que les adeudan casi tres meses de nóminas, aunque les ingresaron una pequeña cantidad para que no se puedan marchar y desmantelar la plantilla en este mercado de enero. «Algunos que no pueden pagar el alquier de este mes, otros compañeros que se juntan en pisos porque ya no tienen colchón económico. La plantilla nos hemos comprometido a todo, pero ya no podemos más. Estamos hartos de excusas y engaños», lanza el delantero de San Adrián, con el presidente, Joaquín Parra, en la cárcel desde hace seis meses, y el fútbol extremeño sangrando también con sus vecinos CD Extremadura y Mérida en serios apuros financieros. «El club, cada día que pasa, pierde más valor, está a punto de morir», lamenta para EL CORREO el ariete. «Si quisieran nuestro bien, venderían. La única solución es que la familia Parra dé un paso a un lado y venga alguien que inyecte capital e ilusión», desliza el expunta de Cádiz, Recreativo y Sporting B, que vive la cara más esquiva del fútbol de bronce.
«Yo me quiero quedar, pero si nos vamos a quedar sin cobrar..., a algunos nos les dejan salir. Deportivamente no se puede rendir», apunta Santamaría, que insiste, como uno de los capitales de la escuadra, en que los futbolistas del club pacense quieren darle repercusión social a esta situación caótica después de meses silenciados para no enturbiar más la situación de un equipo que es décimo en la tabla de la Primera RFEF, con 25 puntos. Un CD Badajoz que ya pasó por Lezama para medirse al Bilbao Athletic y que deberá viajar a Majadahonda, en el día, porque no les da para más. No saben si contarán con autobús para el siguiente desplazamiento a Calahorra, con diez horas de trayecto en el que incluso han deslizado que aportarían sus coches particulares.
Si el CD Badajoz no se presenta en dos partidos oficiales desaparece, pero Santamaría matiza que «necesitamos una solución». El drama del club pacense es mayúsculo, con desahucios, desatenciones médicas (sin analíticas últimamente) e incluso alimenticias. «No hay ni un euro más en las arcas del club, ya viene de antes del partido del Amorebieta del verano, que nos debían cuatro nóminas», confiesa de aquel frustrado ascenso a la Liga SmartBank, y dibuja la debilidad de su estructura: «No hay ni para lavar la ropa, ni crema de masajes, ni para vendajes, ni para bocadillos después de los viajes», narra el delantero de San Adrián, que cuenta con el apoyo y asesoramiento de la AFE.
La familia de Joaquín Parra posee gasolineras, empresas de muebles y de hortalizas, con el hijo del presidente ejerciendo el cargo: «Estamos cansados, la plantilla solo quiere ejercer su trabajo con las herramientas suficientes, con unos mínimos», insite. Santamaría desliza que la única solución versa en vender el club para cimentar un nuevo proyecto: «El presidente no ha vendido el club y tampoco ha hecho frente a los compromisos con los trabajadores», señala. El director general se iba a reunir con Parra en la cárcel de Alhaurín de la Torre este mismo miércoles, pero no ha conseguido la autorización, por lo que deberán hablar vía telefónica. Al parecer, media un contrato privado de compra venta de un empresario interesado en la adquisición del CD Badajoz: «El club está agonizando y solo pedimos una solución. La única pasa por la venta y estamos esperando a que firme ese contrato», subraya el ariete. La deuda del CD Badajoz oscila sobre el millón, con empresas de obras, de jardinería y proveedores esperando su turno.
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