Cierre del estadio, multa y 17 partidos de suspensión a jugadores del Nàstic por increpar al árbitro bilbaíno Mallo Fernández

Aquello fue la gota que colmó el vaso de unos incidentes que comenzaron minutos antes en el terreno de juego, donde se detuvo el partido por lanzamiento de pelotas, y que alcanzaron el punto álgido cuando el Málaga anotó el gol que le daba el ascenso en el minuto 122. Los jugadores del Nástic pagaron su frustración contra Mallo Fernández y su equipo arbitral.

Así, el Comité de Competición ha sancionado con dureza estos hechos. Al jugador David Concha le impone doce partidos de suspensión por, según recogió el acta, «salir del área técnica gritando y gesticulando, protestando una de mis decisiones. Dirigiéndose a mi asistente número uno en los siguientes términos: 'Sois unos sinvergüenzas, hijos de puta'. Negándose a retirarse a vestuarios. Previamente, le lanza una botella de 33cl vaciándola sobre su cuerpo».

Otro de los jugadores que estará un tiempo sin jugar es Nacho González. Este fue expulsado por doble amarilla y después se dirigió al cuarto árbitro «encarándose hacia él y llegando a golpearle con su dedo índice en la zona derecha de su costado. Tras esto, se mantiene en boca de vestuarios, visible desde el terreno de juego, presenciando el partido y negándose a retirarse pese a las insistencias nuestras y del equipo de seguridad. Continuó increpándonos tanto al equipo arbitral como al equipo rival». El Comité le impone cinco partidos de sanción y tres meses de suspensión.

El club catalán también ha sido sancionado. Competición cierra el estadio del Nàstic durante cuatro partidos y le impone una multa de 10.000 euros. En el acta se reflejó el lanzamiento de una moneda en el minuto 33, también de un petardo y el encendido de bengalas en el minuto 72, tras el gol del equipo local. El acto más grave, el lanzamiento de varios balones desde la grada que obligaron a detener el encuentro durante siete minutos en la prórroga.

Se pudo finalizar el encuentro pero los colegiados tuvieron que «salir escoltados hacia los vehículos y en carretera hasta la llegada al hotel para garantizar nuestra integridad». Antes, el asistente número uno del bilbaíno Mallo Fernández sufrió el empujón por parte de un miembro del cuerpo técnico del Nàstic que no pudo ser identificado.

Tres días después de lo sucedido en Tarragona, el club anunció que denunciaría al colegiado bilbaíno por «negligencia» tras su arbitraje en la vuelta de la final de los play-offs por el ascenso a Segunda División. Al día siguiente, la RFEF hizo oficial el ascenso del colegiado a Segunda División. Adscrito al colegio castellano-leonés, Mallo Fernández dará el salto a la categoría profesional después de su andadura en Segunda División B, donde debutó en la temporada 2018-19, y su salto a Primera Federación en 2022.

Las sanciones adoptadas por el juez del Comité de Competición no han gustado en Tarragona y el club ya ha comunicado que recurrirá la sanción disciplinaria y lo hará a través de la justicia ordinaria. Un precedente muy poco común en el fútbol español que, siempre se había conformado con agotar los cauces deportivos.

No es la única noticia que ha saltado en las últimas horas desde Cataluña. Asegura Rac1 que el acta del partido elaborada por los Mossos d'Esquadra, y firmada por el coordinador de seguridad, desmiente que el equipo arbitral, liderado por Mallo Fernández, sufriese amenazas. Hacen constar que «en ningún caso, se vio comprometida la integridad física de los árbitros» e identifican insultos del presidente Josep Maria Andreu. El máximo dirigente del Nàstic se dirigió al árbitro vizcaíno en los términos de «rata, cobarde o hijo de puta», según desvela Rac1 que recoge el informe policial.

El abogado y consejero del Nàstic Antoine Jordà acudió este jueves al set de la radio pública catalana para atacar al colegiado y a la propia Federación. «Es una cortina de humo del árbitro, que es el verdugo y quiere ir de víctima», dijo sobre el informe publicado de los Mossos donde especifican que sí hubo insultos pero no amenazas. Al ser preguntado por si existía una «mano negra» en la Federación para evitar el ascenso de su equipo, el abogado y consejero no lo descartó. Y añadió sobre las sanciones impuestas por el Comité de Competición: «Es una represalia por el anuncio de que acudiríamos a la justicia».