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La afición del Barakaldo, durante el partido. Mireya López
Primera Federación

Barakaldo y Sestao River nunca caminan solos

Pese a disputarse en medio de los días festivos de Semana Santa, 3.850 aficionados estuvieron presentes en 'El Derbi del Hierro', empañado por los incidentes ocurridos a la salida del campo

Peru Olazabal

Barakaldo

Sábado, 19 de abril 2025, 21:10

La Federación fue inflexible con el horario de este derbi del hierro. La fecha elegida fue este sábado a las 18:00 horas, en mitad ... de los días festivos por Semana Santa, y fue una cuestión inamovible. Los clubes trataron de que se jugara cualquier otro día. Propusieron que se jugara el jueves, el viernes o el lunes, con la intención de que sus aficionados pudieran acudir a Lasesarre, ya fuera antes o después de irse de vacaciones. Sin embargo, no fue posible moverlo.

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Sin duda, la fecha fue un gran condicionante en el ambiente que hubo en el feudo baracaldés. Muchos coincidían en que, cualquier otro fin de semana, las gradas habrían estado repletas. Aun así, las incondicionales hinchadas del Barakaldo y el Sestao River no dejaron solos a sus equipos, ni mucho menos. 3.650 espectadores se dieron cita en este derbi. Éstos dieron una nueva muestra de pasión por sus colores, acudiendo en masa al estadio a presenciar un derbi que hacía nueve años que no tenía lugar en Lasesarre.

Esta vez no hubo kalejiras ni ningún acto programado previo al choque. No obstante, durante la hora previa al inicio del choque, ya se pudieron ver muchas camisetas de uno y otro conjunto. Incluso algunos hinchas aparecieron en los aledaños del estadio con botes de humo y bengalas para dar más colorido. Difícil que en un Sábado Santo se respirase un ambiente más futbolero que en Lasesarre. Desde luego, fue el acto deportivo por excelencia en Bizkaia este sábado. En ningún otro lado hubo una congregación de tal magnitud. Y es que la rivalidad entre dos entidades vecinas, centenarias y con historiales más que reseñables, es muy grande.

La afición del Sestao Mireya López

En el interior del estadio, los centenares de aficionados sestaotarras que acudieron a la cita abarrotaron la zona destinada para los visitantes. También hubo algunos entremezclados con los locales, reinando la armonía, dentro del pique que hay entre los dos equipos. Poco a poco, fueron entrando los baracaldeses y la grada lucía cada vez un aspecto más festivo. Uno de los momentos de mayor emotividad fue la entrada de los dos conjuntos al campo, con los aficionados del Barakaldo entonando el himno bufanda en mano y haciendo temblar las paredes con el famoso 'Barakaldo Trakatrá'.

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A su vez, los del Sestao River cantaron a capela su himno con muchas banderas pequeñas verdes y negras que alzaron en ese momento. Esa estampa fue realmente bonita. Desde ese instante en el que los jugadores pisaron el césped, no se volvió a hacer el silencio hasta el final. Cuando no eran unos los que gritaban, cantaban y alentaban a los suyos, eran los otros. Evidentemente, los mayores momentos de euforia llegaron con los goles. Al descanso, todo eran alegrías para los gualdinegros tras el tanto de Unai Buján, que hizo rugir a Lasesarre con fuerza.

La segunda mitad fue una mezcla de emociones para todos los presentes. Todos pasaron de la felicidad a la tristeza o viceversa en varios momentos. Aunque quien tocó el cielo con sus manos fue el Sestao River con el gol en el sexto minuto del tiempo de descuento que certificaba su triunfo. Un triunfo muy celebrado por el equipo junto a los aficionados. En cuanto marcaron, todos los jugadores, los que estaban en el verde y los del banquillo, corrieron rápidamente hasta la grada donde se ubicaba su hinchada. Una zona donde no pararon de cantar cuando se efectuó el pitido final.

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Incidentes a la salida

Todo era una fiesta futbolística, con una alegría desbordada para unos y una profunda decepción para otros, como siempre ocurre en el deporte. No obstante, esta fiesta la empañaron unos pocos aficionados de uno y otro equipo que se enfrentaron a la salida del campo. Se arrojaron algunas botellas de cristal y se pelearon algunas decenas de radicales, quienes se retiraron con la aparición de la Ertzaintza en la zona donde ocurrieron los incidentes.

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