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Igor Barcia
Miércoles, 21 de mayo 2025, 00:46
San Mamés y Bilbao vuelven a colocarse (21 horas) en el centro del escaparate continental gracias a otro gran evento deportivo. La Catedral dará hoy ... un paso más como uno de los estadios de referencia al acoger la final de la Europa League, el segundo torneo en importancia de la UEFA. Después de albergar finales de rugby y de celebrar el pasado año la final de la Champions femenina, la villa y el templo rojiblanco reciben a Manchester United y Tottenham en un encuentro tipicamente 'british' en el camino de La Catedral hacia el Mundial de 2030, donde podrá ofrecer todas sus excelencias como recinto de fútbol del máximo nivel.
Será extraño, eso sí, ver en San Mamés a dos aficiones y dos clubes sin la presencia del Athletic y su entregada afición. Desde que el nuevo campo se levantó en 2013, el club rojiblanco siempre ha estado presente en una competición oficial. Hasta hoy. Y estuvo cerca de no ser así. Porque el sueño del Athletic de estar presente en 'su' final se mantuvo hasta hace un par de semanas. Hasta que el United se encargó a base de efectividad de apartar a los jugadores de Ernesto Valverde de la lucha por el título de la Europa League que se disputa esta noche (21 horas) entre dos equipos ingleses con mucho nombre, mucha historia y, sobre todo, mucha necesidad de éxito en una temporada para olvidar en la Premier League.
Porque United y Spurs se juegan mucho más que un título esta noche. Se juegan esta temporada y parte de la que viene a una carta. Todo o nada. Gloria y alivio para el campeón, que cerrará este curso con un trofeo continental, la clasificación para la Champions en el bolsillo y un buen puñado de millones de euros para consolidar la próxima campaña. Para el perdedor queda el drama. Un curso para olvidar y el siguiente fuera de las competiciones europeas, algo insostenible para dos proyectos de enormes presupuestos.
Crisis deportiva
No hay que olvidar que tanto United como Tottenham forman parte del 'Big Six' de la Premier, selecto club que completan Liverpool, Arsenal, City y Chelsea en el que figuran los equipos más poderosos a nivel deportivo y económico del fútbol inglés. Pero la realidad de este año es que en San Mamés se van a enfrentar el 16º y 17º de la Premier después de un curso en el que ambos han tenido que cambiar sus planteamientos iniciales y sus prioridades deportivas.
El United, muy lejos de aquel club que lideraba con firmeza Alec Ferguson, se ha convertido en una máquina de triturar entrenadores y jugadores en busca de la grandeza deportiva perdida. En noviembre cesó a Erik Ten Hag tras un mal inicio de Liga y apostó por Ruben Amorim para enderezar el rumbo deportivo, pero el portugués, que había maravillado con el Sporting de Portugal, ha vivido mil problemas al frente del equipo de Old Trafford, llegando a asegurar que estaba al frente «del peor United de la historia». Pero al menos en Europa su equipo parecía olvidarse de la angustia que le atenazaba en las competiciones inglesas, pasó con solvencia la liguilla y el torneo se convirtió en un objetivo para alcanzar una Champions imposible de acometer en la Premier. La doble cara del United se refleja en que mientras en la liga ha perdido 18 encuentros en 37 jornadas, en la Europa League es el único equipo de todos los participantes que no ha conocido la derrota.
Si los números del United asombran por su pobreza, qué decir del Tottenham, que en los últimos años ha quedado siempre entre los ocho primeros de la Premier y que hoy es 17º, con la friolera de 21 derrotas. Cifras escandalosas para otra escuadra que gracias a que la distancia con los equipos que descienden a Championship era considerable, se ha olvidado de la Premier para apostarlo todo a la Europa League. El declive es tan llamativo como inesperado porque, hace un año, los del Norte de Londres se quedaron a solo dos puntos de clasificar a la Champions y se esperaba que los futbolistas de Ange Postecoglou volvieran a luchar por estar en la pelea por las primeras plazas. Pero la realidad ha sido muy diferente.
Así las cosas, San Mamés mide a dos equipos a los que sólo sirve ganar. Y así lo entienden sus dos hinchadas, que llenarán el campo para dar el aliento que necesitan unos futbolistas muy cuestionados todo el curso y tremendamente presionados esta noche. Para el United sería su noveno título internacional, la segunda Europa League tras la conquistada en 2016-17. Los Spurs están mucho más necesitados de gloria, porque no ganan un título europeo desde 1984 y su última conquista en Inglaterra data de 2008, cuando ganaron la Copa de la Liga.
Final de capitanes
Será también una final de capitanes. Bruno Fernandes ha liderado al United durante toda la competición, echándose el equipo a los hombros para guiarle con su fútbol y sus goles. Referente desde su llegada en 2019, las posibilidades del Manchester en esta final dependerán en buena medida de su lucidez. En el caso de los Spurs, el título sería un premio a la trayectoria del coreano Heung-Min Son. «Lo he conseguido todo en los diez años que llevo en el Tottenham, excepto una cosa», declaró antes de la final.
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