Rebelión iraní en las gradas
En Irán la ley prohíbe que las mujeres acudan a los estadios de fútbol, pero la absurda norma termina en el mismo lugar que lo hace la frontera del país
Hay lugares anclados en el pasado y en los que la religión aún puede con todo. Irán es el único país que participa en el Mundial de Rusia que todavía prohíbe la entrada de mujeres a sus estadios. Sí, desde la revolución islámica de 1979 solo los hombres pueden aplaudir y animar a cualquier equipo deportivo, salvo en el atletismo.
Publicidad
La involución hace que las féminas que incumplan la norma puedan ser detenidas y llevadas a 'algún lugar más adecuado' mientras dura el evento, como ya ocurrió el pasado mes de marzo en Teherán. Algo más de una treintena de mujeres fueron arrestadas por las autoridades iraníes después de acceder al estadio Azadí - curioso que signifique libertad en persona - cuando querían presenciar el derbi entre Esteghalal y Persepolis - el mayor enfrentamiento en el país.
El gesto reivindicativo esconde la terrible realidad que se vive en este país en cuanto a la libertad de las mujeres. Porque el hombre manda en Irán y existen leyes restrictivas en materia de divorcio, herencia, adulterio o custodia de hijos, en donde todas ellas el gran perjudicado es el género femenino. Ni qué decir tiene que hay temas tabú como la homosexualidad o el aborto.
Este pulso futbolístico une a todas las mujeres que desafían al islam iraní más obsoleto con las protestas callejeras contra el código de vestimenta por el uso obligatorio del velo o hiyab.
En Irán, donde religión y política van de la mano, las mujeres poseen muchos menos derechos que los hombres y, aunque se les permita votar, conducir o ir a la universidad, la ley islámica que prevalece en el país defiende una supremacía masculina absoluta.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión