Un resbalón impide a Iñaki Williams lograr un empate histórico en su debut

El rojiblanco tuvo en sus botas el tercer gol de Ghana con el tiempo ya consumido en un duelo en el que Cristiano abusó de los focos

Jueves, 24 de noviembre 2022, 20:51

El fútbol tiene el poder de cambiar el destino en un solo segundo. Iñaki Williams pudo escribir este jueves uno bien distinto para él y para Ghana en el Mundial si con el tiempo ya añadido no se hubiera resbalado cuando encaraba al portero portugués con todo a favor para lograr el empate a tres. Una igualada que hubiera sido histórica en lo personal en su debut en Qatar y también en el plano colectivo.

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Portugal

Diogo Costa; Joau Cancelo, Danilo Pereira, Ruben Dias, Raphael G; Otávio (Carvalho, m.55) Rúben Neves (Rafael Leao, m.76), Bruno Fernandes; Joao Félix (João Palhinha, m.87), Cristiano Ronaldo (João Mário, m.87), Bernardo Silva (Goncalo Ramos, m.86).

3

-

2

Ghana

Zigi; Seidu (Lamptey, m.65) , Armartey, Djiku (Kyereh, m.91), Salisu, Baba; Salis, Partey, Kudus (Bukari, m.76) Ayew (J. Ayew, m.76) Iñaki Williams.

  • Goles : 1-0, m.65: Cristiano (penalti); 1-1, m.73: A. Ayew; 2-1, m.78: Joao Felix; 3-1, m.80: Rafael Leao; 3-2, m.89: Bukari.

  • Árbitro : Elfath (EE UU)

  • Incidencias : 42.662 espectadores en el estadio 974 de Doha.

El cronómetro marcaba ya el minuto 100 cuando Diogo Costa blocó un balón sin problemas. Sus compañeros le pidieron que sacara en largo porque el partido ya estaba terminado, pero el meta lo soltó en el área sin saber que el futbolista del Athletic acechaba junto al poste. En cuanto la pelota tocó la hierba el rojiblanco le ganó la partida al portero y se la robó. Sin embargo, en el momento de encararle patinó y el balón se le quedó entre las piernas. Ya había perdido la ventaja. Según se levantó, el árbitro decretó el final del choque.

Si llega a culminar esa acción hubiera quitado parte del protagonismo a Cristiano Ronaldo. Todo giraba en torno al astro luso en el espectacular 974 Stadium, un mecano ciclópeo desmontable con grandes contenedores como hilo conductor de esta singular obra de ingeniería levantada a las afueras de Doha. Los focos sólo le alumbraban a él. Él lo sabía, y le gustaba. Nada mejor que reivindicarse en un escenario tan majestuoso y con el mundo mirándole después de haber desatado una tormenta en su selección y de forzar su salida del United con unas declaraciones demoledoras contra todos los estamentos del club. Dice Cristiano que a sus 37 años está a prueba de balas.

Los aficionados lusos son fieles a su estrella. Rugieron cuando su ídolo calentó, cuando se pronunció su nombre en el videomarcador y cada vez que tocó la pelota. Los decibelios eran similares en el otro bando, el que conformaban los hinchas de Ghana junto a la mayoría de fans que no iban con ninguna de las dos selecciones. En este escenario y en este ambiente se estrenó Williams, el hombre solitario en la punta de ataque del combinado africano.

Cambio de escenario

La sensación del rojiblanco de ser un náufrago en una isla desierta rodeada de tiburones fue especialmente acusada en una primera parte con poco ritmo y muy aburrida. El inicio de la segunda invitaba a pensar en más minutos de tedio, pero lo que parecía un choque abocado a la nada dio paso a un correcalles terrible para los entrenadores y muy divertido para el aficionado. El punto de inflexión se produjo en el 65, cuando el árbitro pitó penalti sobre Cristiano en una acción discutida. Las imágenes tampoco ayudaron mucho. Lo lanzó él mismo con su liturgia habitual, cerrando los ojos como encomendándose a los dioses. Y como casi siempre lo marcó.

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Daba la sensación de que el encuentro obedecía al guion habitual de que el equipo inferior se viene abajo en cuanto el adversario abre la lata. Nada más lejos de la realidad. Los ghaneses adelantaron líneas sin miramientos -viéndolo en perspectiva uno no entiende por qué no lo habían hecho antes- y su arrojo tuvo premio con el empate de Ayew.

Después, sin embargo, dos errores de concentración acabron con el sueño de los africanos, que a pesar de todo insistieron en su ímpetu hasta reducir diferencias y competir hasta el final. Cuando Bukari hizo el segundo en el minuto 89 y echó a correr para celebrarlo las cámaras enfocaron al banquillo luso porque Cristiano acababa de ser sustituido. Tuvo un ademán feo con el rival con gestos ostensibles de no entender su reacción tras marcar. Iñaki Williams pudo redondear la machada, pero el destino fue cruel con él.

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