El uno a uno del Leganés-Amorebieta: Luengo, el mejor

Fue un partido de poco trabajo para los porteros. Lo poco que tuvo lo solventó bien. En el tanto de la victoria local estuvo ‘vendido’.

En cada partido confirma porqué Vélez de Mendizabal no le saca ni un minuto del partido. Atento a los cruces y las marcas, contundente en los despejes. Firmeza defensiva sin alardes.

No ajustó con Irazabal en la acción del gol de Randjelovic. Se echó de menos mayor presencia ofensiva por su banda. Aunque es cierto que bastante tuvo con la tarea defensiva.

Una actuación irregular en su regreso al once. Le ganaron la espalda en el gol, pero luego se rehizo y estuvo atento para recuperar varios balones. Precipitado en los envíos largos.

Cada día más asentando en la posición de cierre. Evitó con varios cortes y cruces a tiempo algunas acciones de peligro del Leganés. También sacó bien el balón desde atrás. Ordena y manda.

Se ofrece y busca de forma continua el contacto con la pelota. Buenas asociaciones sobre todo con Larrazabal. Aunque se fue diluyendo con el paso de los minutos.

Se deja todo en el campo, y fruto de ese esfuerzo acabó siendo sustituido con molestias. Peleó cada balón en línea de medios y pisó área pero sin éxito.

Recuperó la titularidad en el eje del equipo. Manejó bien al juego, distribuyó y se atrevió en ataque. En algunos momentos se vio superado a nivel físico.

Mucha presencia en la primera mitad, llegando a zonas de peligro y con cabalgadas interesantes. Le puso un balón de oro a Obieta antes del descanso que pudo ser el empate.

Suya fue la mejor ocasión del equipo, al filo del descanso. Falló lo que parecía un gol cantado. Activo en todo momento, creó espacios con sus caídas a banda.

Pudo abrir el marcador, pero Villar lo evitó con una palomita. Sus compañeros le buscan una y otra vez porque gana casi todas las batallas por alto.