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iñigo sánchez de luna/
Leioa
Miércoles, 28 de agosto 2019, 16:31
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El mediocentro de Sopela Alain Ribeiro, cedido por el Vitoria al Leioa, ya contó con unos minutos en el partido inaugural del campeonato frente a un Guijuelo que se impuso 0-1 en Sarriena. El jugador, hijo del exguardameta del Athletic Armando Ribeiro, no dudó a la hora de embarcarse en esta nueva aventura en el fútbol vizcaíno. «En cuanto me llegó la oferta no me lo pensé pese a tener otras propuestas sobre la mesa», reconoce.
Entre los factores que le han llevado a estar bajo las órdenes de Jon Ander Lambea, destaca que «me habían hablado del buen grupo que forman jugadores y cuerpo técnico». En este sentido, reconoce estar «sorprendido para bien. Cuenta con la base de las dos pasadas temporadas. Llegué un mes más tarde y me recibieron fenomenal», destaca agradecido.
Respecto a las posibilidades de los azulgranas de hacer algo importante en la Liga, no duda a la hora de advertir de que «vamos a dar mucho que hablar». «Hemos mostrado un nivel muy alto en pretemporada y existe competencia en todos los puestos». Todo ello pese a comenzar con una derrota en un encuentro «donde dimos buena imagen, pero una acción individual cercana al final nos privó de los tres puntos».
A pesar de eso, mantiene los pies en el suelo a la hora de marcarse objetivos colectivos, que pasan por «sacar los máximos puntos posibles para estar tranquilos cuanto antes y luego, si podemos optar algo bonito, pues mejor que mejor». En el plano individual, se marca el reto de «disfrutar de la temporada, ayudar al equipo y contar con los máximos minutos posibles».
A sus veintidós años, se define como un jugador «trabajador, muy competitivo y que me gusta tener el balón. Disfruto de todo lo que conlleva ser futbolista». Un deporte que él y su hermano han 'mamado' desde pequeños gracias a su aita, que en su dilatada carrera profesional bajo los palos, ha defendido las camisetas de equipos como Deportivo Alavés, Bermeo, Barakaldo o Cádiz, para colgar los guantes en el Athletic, donde estuvo dos temporadas.
De tan ilustre maestro, Alain ha aprendido que «con paciencia, esfuerzo y trabajo se puede llegar a cualquier sitio». No en vano, a su padre le llegó la oportunidad de colocarse bajo la portería de San Mamés con treinta y siete años. «Nos enseña muchísimo, es un plus que muchos jugadores no pueden tener», concluye.
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