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Laura gonzález
Barakaldo
Jueves, 30 de agosto 2018
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En el área rival se mueve como pez en el agua. Es su hábitat natural, donde el madrileño Sergio Benito (23/03/1999) saca a relucir todas sus virtudes. Ya lo ha demostrado a lo largo de su hasta ahora corta pero intensa carrera. Una seña de identidad que sacó a relucir a las primeras de cambio tras el desembarco en Lasesarre. Fue el pasado domingo en el feudo gualdinegro, exactamente trece minutos después de saltar al verde. Larrazabal decidió utilizarlo como revulsivo, como primer cambio después del gol del empate del Oviedo B. Poco después de que su dorsal apareciera en el luminoso, devolvió la ventaja en el marcador y los tres puntos a los fabriles.
Un primer tanto de este prometedor jugador que llegó después de un mal despeje del portero rival tras el saque de un córner, momento que aprovechó Benito para, según se encontró el balón, enviar el esférico con un zurdazo al fondo de las mallas. «Es un jugador al que se le ha fichado precisamente para eso, por su agilidad y rapidez en el área. Ha sido el más listo», declaró el técnico gualdinegro sobre él poco después de que el árbitro pitara el final del partido.
Un hombre decisivo que llegó al Barakaldo apenas una semana antes del inicio liguero, el 18 de agosto, cedido del Rayo Vallecano. Para el conjunto madrileño es una de sus perlas más preciadas, un joven en el que tienen puestas muchas esperanzas de cara a un futuro no muy lejano. Con el primer equipo se estrenó en convocatoria oficial hace justo un año, precisamente ante el Oviedo, aún en edad juvenil. En el filial, firmó la temporada pasada ocho goles en los 25 partidos en los que participó, 16 de ellos como titular.
En el club madrileño destacan de él «su entrega, olfato goleador y su colocación e inteligencia sobre el campo». También la «intensidad» que transmite cada vez que salta al terreno de juego. La tranquilidad no va con él, y esperar a que le llegue el balón a los pies, tampoco. Un desparpajo que comenzó a formarse en la Fundación del Rayo Vallecano, antes de pasar al Benjamín B, el primer equipo de la cantera rayista. Allí estuvo hasta que el Madrid le tentó. Ya como cadete de segundo año decidió regresar a Vallecas, convirtiéndose en el Juvenil A en su referente en el ataque con una veintena de tantos en su primera temporada en División de Honor.
Pero lo cierto es que la presencia de esta promesa del balompié en Barakaldo no ha sido para nada la única en los últimos años, en un club que cuenta con una amplia tradición como trampolín de jugadores. En 2016, por ejemplo, deslumbró en Lasesarre un pequeño centrocampista cacereño, Fernando Pérez Quijada, más conocido como 'Deco', que llegaba procedente de la cantera del Málaga en busca de minutos para poder crecer. Y lo hizo, cuajando grandes actuaciones con la camiseta gualdinegra, llevándose más de una ovación de la afición fabril. De la Margen Izquierda volvió al conjunto andaluz, donde actualmente es una pieza importante en el filial, el Atlético Malagueño.
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