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Asier Núñez lleva con naturalidad que en ocasiones le confundan con su hermano. Fernando Gómez
Asier Núñez: «Me confunden mucho con mi hermano»

Asier Núñez: «Me confunden mucho con mi hermano»

El hermano mayor del central del Athletic Unai Núñez, con un asombroso parecido físico, ha cambiado este verano la elástica del Portugalete por la del Somorrostro. «Él lo lleva con naturalidad, no ha cambiado nada», desliza

javier beltrán

Bilbao

Miércoles, 29 de agosto 2018

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Asier Núñez se parece una barbaridad a su hermano Unai Núñez. Calcado en altura y complexión física. Tres años y unos meses mayor (cosecha del 93), sus vidas son paralelas en el barrio de Repelega de Portugalete, con padre (Abel Núñez) futbolista del Barakaldo durante siete años y Portu, y también excentral, que regenta el bar Acrópilis. Detrás de su barra las charlas futbolísticas son interminables entre los vecinos de la zona, y los posters de las fotos de ambos copan sus paredes. «Nos confunde mucha gente, sobre todo la primera imagen, y continuamente, sobre todo de espaldas y de perfil. A la hora de hablar ya es diferente», relata Asier, también defensa central. Asegura que Unai asume la fama en casa «con naturalidad, sigue siendo el mismo y no ha cambiado prácticamente en nada». Reconoce que lo que el internacional sub-21 «está viviendo es algo increíble, que no se lo esperaba, le ha llegado de golpe».

También despierta la confusión de corto, en el verde. «¿Este es Unai?, qué raro», escucha en las gradas de Tercera División, y hasta responde: «No, no, soy el mayor», aclara. Su hoja de ruta formativa indica que desde pequeño escaló en las categorías inferiores del Danok Bat hasta el Juvenil de Honor, como Unai antes de enrolarse en Lezama. Ya en senior, el mayor de los Núñez pasó por Portu, Cultural de Durango, Balmaseda y vuelta al Portugalete, el equipo de su pueblo. Este verano, a sus 24 años, se ha alistado en el Somorrostro, junto con Mikel Garmendia, para volver a juntarse con otros jugadores como Alfonso Valín, Iván Franco y Cortezón, con los que ya había compartido vestuario. «Me ha convencido el proyecto y los compañeros. El Somo ha apostado fuerte por mí, algo que no veía claro en el Portu», apunta sincero.

Asier ha olvidado las lesiones, que en parte le han cercenado. Una de ligamento cruzado en el seno del Balma y otra de menisco militando en el Portu. «Desde entonces, sin problema, y que siga así», explica. Compagina el fútbol de bronce con su trabajo de ocho horas como administrativo en el corazón financiero de Bilbao. De ajustarse el traje y la corbata pasa a calzarse las botas de tacos en apenas media hora. «Por las tardes salgo y a entrenar», resume sobre su vida rutinaria: «El horario me lo permite y hasta que pueda», señala sin descartar un impulso en su carrera.

Desde la humildad, Asier entiende el fútbol casi «como un hobby, no lo veo como algo mucho más allá. Si se da la casualidad, pues habrá que verlo, estaría encantado, claro. Pienso en el día a día y a disfrutar de algo que me gusta», desliza con suma naturalidad tras una planta impacable, que encaja perfectamente con la de un central de empaque. En el Somo, revelación del curso pasado junto al Deusto, se le abre una nueva ventana.

A sus 24 años, Asier dice desconocer qué le ha faltado para debutar al menos en Segunda B. «Mi padre me ha dado siempre consejos. Me dice que debo ser más agresivo, tener más contundencia. Que lo demás lo tengo y que si tuviera eso no estaría en Tercera, pero claro... No sé si es la personalidad de cada uno o la forma de actuar en el campo. Intento pulirlo», sintetiza para abundar en las áreas de mejora. Su padre reunía lo contrario, todo pundonor y menos dotado técnicamente.

Curiosamente, Unai Núñez respondía más al estereotipo del progenitor, aunque la calidad «la ha ido mejorando», subraya Asier orgulloso del actual zaguero del Athletic. Nolaskoain le ha cogido la delantera para Berizzo en el eje de la zaga en este arranque de Liga ante Leganés y Huesca, con Iñigo Martínez lesionado. «La suplencia no se la esperaba, pero lo va llevando. Ya le he dicho que esto acaba de empezar y que esto es larguísimo, que curre. Ni antes era Dios ni ahora tampoco no es nadie», lanza Asier, que sigue su senda a la sombra del león, entre la oficina, la casa familiar que comparten y el vestuario de El Malecón.

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