¿Sanciones deportivas al Barça?

Nadie parece creerse que un club como el azulgrana, o su alter ego madrileño, pudiera llevar la suerte que alcanzó a la Juventus o al Milan

Domingo, 26 de febrero 2023, 02:14

Cuando estalló el 'Barçagate' compareció sin demora Javier Tebas, presidente de LaLiga, para declarar que el tema parecía grave, sí, pero que como los hechos ... están prescritos no habrá sanciones en el ámbito deportivo. Que en su caso las podría haber penales, ajenas al terreno competitivo. Lo fundamental era su mensaje implícito y de urgencia de que no vamos a ver al Barcelona sufrir un descenso de categoría o una desposesión de títulos. No. Todos tranquilos (sobre todo la mitad culé del mundo, pero también la otra), que el chiringuito va a seguir en pie. Ni más ni menos nos vino a transmitir.

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Aunque no somos tan osados como para predecir que pase algo que nunca ha ocurrido en nuestro fútbol, a diferencia de otros países del entorno como Italia, Francia o Gran Bretaña, sí ponemos en duda la realidad de que los hechos irregulares que con cuenta gotas venimos conociendo estén realmente prescritos para la justicia administrativa, y que no pudieran proceder sanciones derivadas de la recientemente aprobada ley del deporte. No está tan claro. Aunque un final 'feliz' como el vislumbrado por Tebas sea seguramente el deseado por casi todos los que en este estado político-futbolero tienen algún poder real (repito, real), las cosas no van a estar tan fáciles para dar el carpetazo clásico (repito, clásico) y que todo siga igual. Sin que Joan Gamper o Santiago Bernabéu se tengan que revolver en sus tumbas, o que a sus sucesores se les estropeen sus super-planes. Porque hay que referirse a tirios y también a troyanos, oído el blanco silencio.

Sorprende que el señor Tebas excluya tan rápidamente las sanciones deportivas en base al plazo de prescripción de tres años fijado para las infracciones administrativas, y que lo haga sin que conozcamos todavía el informe de la Fiscalía en relación al período concreto en que los hechos se han producido. Ésta situará ese acaecimiento, parece que continuado en el tiempo, y consignará cuándo se iniciaron las actuaciones investigadoras por su parte, lo que podría romper la prescripción no sólo a efectos de responsabilidad criminal. Es cuestión de echar cuentas.

Pero es que, en todo caso, en cuanto a la posible imputación de un delito de corrupción en el deporte del artículo 286 bis.4 del Código Penal, por conductas dirigidas a predeterminar o alterar de manera deliberada y fraudulenta los resultados en competiciones de especial relevancia económica y deportiva, hay que recordar que las penas previstas en este tipo incluyen la inhabilitación en el ejercicio de su actividad para las personas físicas y jurídicas responsables. Y el FC Barcelona, entidad deportiva con personalidad jurídica, podría ser condenada con tal inhabilitación, que lo sería a la participación en competiciones oficiales, su objeto social. Poca broma. Por no hablar de las posibles sanciones desde UEFA y FIFA, que no acostumbran a ser tan laxos como nuestras federación o liga, o como las autoridades españolas del deporte, llamadas a beber los vientos en estas encrucijadas por los grandes del balompié patrio. Hasta ahora al menos.

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Y no olvidemos que el intento de alteración fraudulenta del resultado deportivo se castiga como eso, como mera tentativa, y, la verdad, va a ser muy difícil que nos convenzan de que un pago continuado a una autoridad arbitral en ejercicio, y coincidente en el tiempo con esa condición, lo fuera para algo distinto a la intervención de su mano bondadosa, como ya hemos leído se desprendía de las amenazantes misivas del ínclito Negreira por abandonar el pago revolucionario.

Lo grave del asunto es el escepticismo que por principio a todos nos invade. Nadie parece creerse que un club como el Barcelona, o su alter ego madrileño, pudieran llevar la suerte que alcanzó a la Juventus o al Milan. O que cualquiera de ambos pudiera ver arrebatados, como castigo, sus logros deportivos en una situación ilícita de raíz, como le ocurriera, sin ir más lejos, al ciclista Lance Armstrong. ¿Spain is different?

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