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Dani Carvajal protagonizó este miércoles uno de los momentos más tensos del Real Madrid-Arsenal, que se saldó con la eliminación de los blancos. El capitán, en ropa de calle ya que estaba lesionado, saltó al terreno de juego en el descanso para recriminar a Saka su actitud ante el penalti que erró y que paró Courtois.
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Sin embargo, al lateral madridista no le gustó que el extremo derecho inglés lanzara la pena máxima a lo 'Panenka'. Parecía que Carvajal iba a decirle algo cuando éste se dirigía al túnel de vestuarios, pero se armó el lío.
Tensión entre Carvajal y Saka justo en el descanso de la primera parte. #UCL #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/BT4vAL4bUt
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) April 16, 2025
Primero, Carvajal le dijo algo al oído. Sin embargo, le dio una palmadita en el pecho y el jugador del Arsenal siguió con su camino. Sin embargo, el capitán madridista volvió a la carga y le agarró del brazo, provocando una reacción airada del extremo británico. La situación fue de tanta tensión que tuvieron que separarles.
En el minuto 65, el Real Madrid ya perdía por 0-1, un resultado que complicaba la eliminatoria. El conjunto dirigido por Mikel Arteta acabó imponiéndose por dos goles a uno y los blancos se vieron apeados de la competición más importante para ellos. Apuntalado por la holgada renta con la que salió de Londres, el combinado inglés supo manejar mucho mejor el encuentro. Apenas sufrió para descabalgar de la máxima competición continental a un rey que no estuvo a la altura de lo que demandaba la defensa de la corona y se verá las caras en semifinales con el PSG.
El Arsenal apagó pronto las ilusiones del conjunto local. El exceso de revoluciones le costó al cuadro de Ancelotti dos amarillas prematuras y un penalti que pudo servirle al Arsenal para abrochar la eliminatoria. El penalti que desperdició Saka.
En la segunda mitad, los de Ancelotti lo intentaron. Le acompañaba la actitud, pero les faltaba el fútbol. Cada vez más se mostraban más precipitados y desorganizados. Devorado por la ansiedad, el Real Madrid se desnudaba atrás sin cubrirse arriba, convirtiendo el rectángulo de juego en un tartán de atletismo. Apelaba a sus velocistas, pero ni Mbappé ni Vinicius tenían el reprís necesario. Al Arsenal, en cambio, le salieron las cosas bien: asistió Mikel Merino y fusiló Saka.
Restaba media hora y Ancelotti perdió en combate a Mbappé, que se retiró con el tobillo dolorido y la final de Copa del Rey ante el Barça en el aire. La esperanza se diluyó y Martinelli clavó la última estaca en el ataúd de los blancos. Esta vez el milagro fue una quimera.
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