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Iñigo Agiriano
Sábado, 9 de diciembre 2023, 18:24
El partido de ida de los octavos de final de la Europa League del año 2012 quedará impreso en la retina de cualquier aficionado del Athletic. Aquel 8 de marzo el equipo entonces dirigido por Marcelo Bielsa venció en Old Trafford al United de Alex Ferguson, con una exhibición de intensidad y juego colectivo. Uno de aquellos futbolistas, Andoni Iraola, es ahora entrenador, y visitaba de nuevo Old Trafford como técnico del Bournemouth. Los cherries llegaban en su mejor momento de la temporada -suman cinco triunfos en los últimos siete partidos-, pero a pesar de ello nadie podía esperar la memorable victoria que consiguieron, por 0-3 con un derroche físico que se asemeja mucho al que Bielsa suele exigir de sus jugadores.
El United ha vivido una temporada repleta de altibajos, pero venía de firmar su mejor actuación de la temporada entre semana ante el Chelsea. Sin embargo, los de Ten-Hag volvieron a dar una versión gris y apática, y se vieron desbordados por el ímpetu del Bournemouth. En el minuto cinco Lewis Cook, hiperactivo todo el partido, robó el balón a McToninay y puso un buen centro para que Solanke hiciera el primero. La misma jugada se repitió antes del descanso tras otra pérdida del escocés, pero esta vez el delantero inglés estrelló el balón en el palo tras un nuevo servicio de Cook.
El United mostró una imagen similar tras el descanso, totalmente falta de ideas. Los cherries, en cambio, estaban en su salsa, bloqueando la circulación de los red devils y logrando recuperaciones en zonas peligrosas para salir en estampida. Así llegó el segundo gol pasada la hora de partido. Recuperación de Zabarny y contraataque liderado por Solanke que combinó con Tavernier para que centrase al área y Billing hiciera el segundo. Apenas tres minutos después el central argentino Senesi, que ya marcó entre semana ante el Crystal Palace, volvió a anotar de córner. La humillación pudo ser incluso mayor. Una nueva recuperación en campo rival de los cherries, ya en el descuento, terminó en gol, aunque el árbitro anuló el tanto por mano.
La goleada recibida puede ser definitiva para Ten-Hag, que, ironías de la vida, recibía hace días el premio a mejor entrenador de noviembre. Iraola, por su parte, ya tiene su gran partido de consagración en la Premier League. Este Bournemouth ya no tiene miedo y solo mira hacia arriba. El descenso, a diez puntos, ya está más lejos que los puestos europeos, a ocho. El técnico de Usurbil habrá recordado aquella noche mágica once años atrás y habrá esbozado una sonrisa al recordar la sensación de orgullo de haber hecho historia.
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