¿Qué haría el Real Madrid con el Barcelona en Segunda?
Las autoridades están ante la ocasión de demostrar que en el deporte funciona por fin la igualdad ante la ley
Se disputa esta noche (21 horas) una nueva edición del mediáticamente llamado clásico de la Liga española, que se repetirá dentro de 17 días por ... un pase en la final de Copa. Después de lo que estamos conociendo del 'Caso Negreira' (o 'Barçagate') y de las decisiones procesales ya adoptadas, ¿podríamos asistir en algún momento a un paréntesis en estos duelos 'del siglo' en la máxima categoría del fútbol estatal? Porque no es que la posibilidad del descenso culé se limite a un desiderátum de la grada de San Mamés, viendo lo que vimos el pasado domingo. Resulta que el presidente de LaLiga, después de salir raudo nada más estallar el escándalo a decirnos que nos olvidemos de sanciones deportivas, que el asunto estaba prescrito, ahora al parecer no las descarta. «De un descenso del Barcelona nos recuperaríamos, del daño reputacional de dar imagen de laxitud no nos recuperaríamos», ha afirmado el locuaz señor Tebas. Ya no parece que lo vea tan claro. Lo que sí entiende es que habría que «recuperarse», lo que no sería de aplicación al descenso del Zaragoza, del Sporting o del Deportivo, que luchan todavía por volver del averno.
En lo que sí concordamos con el mandamás de la patronal es que sería un golpe duro para el fútbol español en su proyección internacional el que, si se acredita la gravedad de las circunstancias desveladas, se mirara hacia otro lado cuando a los poderosos afecta. La encrucijada está próxima, con la necesidad de que la justicia deportiva española no acabe siendo un oxímoron, como la música militar. Las autoridades con mando deportivo, administrativo, político y judicial están ante la ocasión de demostrar que en el deporte, la más importante de las cosas menos importantes, funciona por fin la igualdad ante la ley. Romper el escepticismo escaldado. Y ello contando con que probablemente a nadie, más allá de los pobres aficionados que somos ajenos a los dos grandes, interese que caiga el bipartidismo pelotero, con uno de los elementos fuera de la ecuación del mayor negocio deportivo en España.
Y es que me van a perdonar mis amigos merengues, pero desde fuera muchos no nos creemos que a ellos tampoco les interese perder de vista al eterno partenaire. Son uña y carne, el reverso de la misma moneda, la extraña pareja, los Óscar y Félix de aquella estupenda comedia de Neil Simon que protagonizaran Walter Matthau y Jack Lemmon. Sus trasuntos son también opuestos, uno incontinente y epicúreo, el otro riguroso y asceta en usos y costumbres, pero se necesitan, abocados a la vida en común.
¿Qué pasaría con el gran proyecto Florentino de la Superliga europea, apoyado sin fisuras por su hasta ahora fiel Laporta? ¿Podría sostenerse ya, a la espera del previsible varapalo de la justicia europea, si uno de los dos promotores se viene abajo? ¿Seguiría esta competición cerrada teniendo dentro a un club de Segunda? No lo vemos, la verdad, expectantes como estaremos a la suerte del asunto en sus distintas sedes internas, con FIFA y UEFA acechantes y a los que no les suele temblar el pulso, pues sus normativas no cuentan con salidas fáciles y sí con duras y ejemplarizantes sanciones. Sería triste, y un final nada feliz, que si se demuestran los comportamientos inaceptables trascendidos, producidos en la competición doméstica, tengan que ser externas, una vez más, las instancias que pongan pie en pared. Como dice Tebas, el daño en reputación y credibilidad sería demoledor.
A la pregunta que encabeza estas líneas podría responderse: ¿Que qué haría el Madrid sin el Barça?... Pues ganarlo todo: Liga, Copa, Supercopa y requetecopa españolas, y sin despeinarse. Cierto, o probable. Pero también seguramente se arruinaría, y ello es aún más importante: seguir llenando la caja a la par que las vitrinas. En fin, por el momento ración de palomitas y de clásicos en vena.
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